Hoy ha sido el segundo domingo de regatas en la bahía de La Concha. Para quien no esté demasiado familiarizado con el remo, se trata de una competición en la que, en categorías masculina y femenina, ocho embarcaciones (dos tandas de cuatro), bogan por la bahía donostiarra para hacerse con el que es el trofeo más importante de la costa cantábrica en la modalidad.

Y hoy me he dado cuenta de por qué lo veo todos los años, y de por qué hace tiempo que prefiero verlo por la tele. Es por los PATRONES, cosa que no casa nada con la línea editorial de este blog. Cuando estás disfrutando de la fiesta por las calles de la parte vieja la competición no la atiende NADIE, estás en un bar y preguntas que quién ha ganado y con suerte ves un poquillo la tele entre sidra y sidra. A mí es que me reconcilia con la vida que los patrones y patronas metan esos gritos de ahí, chavales, ahí; sin mirar, SOIS LOS PUTOS AMOS (en serio, esto ha sido hoy en la tanda de honor de chicos) -¿te ha dicho esto algún jefe alguna vez sin ir enfarlopadísimo?-, coge ola, coge ola, hay que ir para la isla, acaba, acaba, esta es, ataca, saca pecho, atrás, OEEEEEEE, en tiempos en los que de tu jefe lo que te esperas es que te hable al estilo del MÁNECHMEN y te ponga un pagüerpóint mientras perora acerca de realizarte dando vueltas por un escenario que parece el altar de la iglesia. No. Remar durante 20 minutos es algo MUY PERRO y solo hay que ver cómo llegan los remeros a meta, que parece que se van a partir por la mitad. Sin embargo, el señor que grita, a diferencia de lo que pasa en tu curro, no está tentado de hacerse el Cristiano Ronaldo y beneficiarse del esfuerzo colectivo para capricho personal. El remo es genial.

Sí a los patrones de remo y a gritar. NO a la peña taladrada del área de recursos humanos hablándote «por objetivos».

(Para quien tenga curiosidad por ver de lo que hablo, dejo la regata masculina del año pasado). Primera tanda a partir del minuto 18, segunda tanda a partir del minuto 43.

 

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Tranquila, que ya te concilio yo

Cuando María Dolores de Cospedal o nuestra venerada Mónica de Oriol dicen que eso de la conciliación es una patochada les asiste toda la razón. Cuando Ana Mato dice que el mejor momento del día es cuando ve cómo VISTEN a sus hijos, probablemente lo hace porque la existencia de ese VISTEN tiene mucho que ver con su ascenso político (lamer el culo a los jefes también, claro, pero el VISTEN es el modo de apuntalarlo). Por eso cuando el año pasado leí ‘Cómo ser mujer’, de Caitlin Moran, hubo una frase que me dejó unpocobastante con el culo torcido. Suponiendo que Moran sería, digamos, un personaje bastante antagonista de las tres primeras personajas a las que menciono en este párrafo, me sorprendió que en un pasaje del libro dijera que en un momento dado de su vida contrató a una chavala de 16 años para que (no recuerdo bien) limpiara la casa o se encargara de sus hijas (o ambas). Lo remataba diciendo que ella a esa edad había hecho lo mismo y que era una gran oportunidad de que te pagaran dinero y de tener cierta autonomía sin tener ningún tipo de formación -sí, dijo lo de la formación-. Bien: o sea que sí, que el ascenso a los cielos de Moran viene porque ya está en la posición en la que puede aprovecharse de que en el Reino Unido el trabajo de menores de edad es más barato -algo curioso dado que en sus libros menciona por activa y por pasiva que ella era pobre como las ratas- y además se siente de puta madre -¡le doy una oportunidad!-. Démosle por favor una medalla por crear empleo.

¿Y a dónde voy con esta entradilla? Muchos estaréis disfrutando de las vacaciones de verano y algunos otros se quedan haciendo o bien curro estacional o las vacaciones de sus compañeros. Las Norma Jean en su día ya comentaron la pelea que cuando se acerca LA CALÓ se libra en las empresas por ver quién se queda con las mejores fechas, lástima que la web esté inactiva y no poder enlazarlo. Y entonces vienen, por parte de gente muy progresista además -o eso dicen, que ellos no son unos fachas-, maravillosas afirmaciones como:

“¿Y A TI QUÉ MÁS TE DA, SI NO TIENES FAMILIA?”

Oiga pues mire, fuera de la empresa como si me apetece hacer paintball, macramé, silvestrismo, las tres o ninguna (por eso interesa que todas las horas del día sean laborables, para que no exista ese “fuera del trabajo”, mientras tú te lo tomas como “me organizo el tiempo como quiero”. Que dinero por currar no nos darán, pero artefactos mentales para

Pues a ver de dónde sacáis a la muchachada para las guarderías, las au pairs y demás seres "conciliantes"
Pues a ver de dónde sacáis a la muchachada para las guarderías, las au pairs y demás seres «conciliantes»

justificar la pobreza, todos). A donde quiero ir a parar es a lo estrechas que son las vías que te deja el trabajo (qué digo el trabajo, muchas veces incluso compañeros) si alguna vez tienes que pedir alguna clase de “dispensa”. Esas se dan tradicionalmente a quienes tienen a su cargo hijos de sangre o adoptados. Quizá haya reducciones de jornada para cuidar a miembros de la familia mayores, no lo sé. La asunción directa de aquí es que si no tienes uno de los anteriores estarás emborrachándote y vomitando en una esquina en Magaluf. Joder, pues incluso así. ¿No decís que eso “deja dinero”? Y entonces empieza la peleíta entre el facherío liberal que dice que las señoras se embarazan para evitar su despido y que si la productividad, que luego querrás cobrar pensión y blablabla y la socialdemocracia bajonera que apela a los permisos por paternidad intransferibles del paraíso sueco (el paraíso de “el paro juvenil cuadruplica al paro general”) y a facilidades para que seas jefa y romper el techo de cristal y blobloblo. Y tú estás fuerísima de todo ese marco conceptual, claro. Y te preguntas: ¿pero por qué quieren que sea jefa? ¿Pero qué marido? ¿Pero qué hijas? De lo que te haces cargo, sí, es de que nadie es merecedor de una reducción en nuestro tiempo de trabajo si no es para limpiarle la caca a alguien con quien tiene un vínculo de sangre o legalmente reconocido en un papel que te haga otro alguien. Ya está: o eres asalariada o eres cuidadora. Eso te ofrece el mundo libre (bueno, o emprender LOL). ¿La mujer que renuncia a la carrera? Por los hijos. ¿La mujer que renuncia a los hijos? Por la carrera. ¿La mujer que pasa de la carrera y los hijos? Una bicha, ya te digo yo.

Hace poco hablaba con dos personas acerca de un ERE en su empresa y una de ellas comentaba que “por lo menos tuvieron PIEDAD -sí, usó esa palabra- de no despedir a nadie que tuviera a la pareja en paro o hijos”. Ya ves, si no formas parte del pack FAMILIA no mereces PIEDAD. Que las relaciones laborales se regulen con base en la PIEDAD y renunciar de buen grado al derecho laboral (o sea, fiarte más o simplemente considerar normal pensar que tu jefe tendrá una especie de ‘termómetro moral’ que le hará no despedirte en vez de una legislación fuerte que te proteja -y en última instancia aspirar a romper con un ámbito del que necesites ser ‘protegido’-) ya es una derrota absoluta y la demostración de que hemos interiorizado la ampliación del espacio de impunidad del patrón (y voy a empezar a llamarlo así, que es como lo ha llamado siempre mi padre, a ver si

Ni pa las cosas jipis nos quieren. Se te está despoblando el rural y encima pones requisitos y puntos por niño. OK.
Ni pa las cosas jipis nos quieren. Se te está despoblando el rural y encima pones requisitos y puntos por niño. OK.

dejamos de ir de cervezas con ellos después de trabajar para HACER TEAM y estamos a lo que estamos). Que consideres, como trabajador, la última frontera tener que “usar” a tus hijos para protegerte de un despido en vez de incidir en quién es el que toma la decisión, y no en tu circunstancia personal; es una muestra bastante palmaria de cómo los solteros padecemos el padefismo más que nadie. Menos mal que su compañero le rebatió diciendo: “Bueno, tampoco digas eso porque todos tenemos nuestras cosas”. Basta ya de establecimiento de jerarquías del tiempo.

Total, que al final desistes y piensas que te vas a ahorrar más tiempo y explicaciones convirtiéndote en, no sé si llamarlo así, una persona normal. Coges a un colega, un par de fotos con él y dices en el trabajo que es tu novio, y liquidao. No sé, cómprate un reborn y ya tienes un crío y a lo mejor ya eres digna de liberar tiempo. Creí que el rollo que molaba no era parecerse a las familias normales, sino que nadie tuviera poder para tipificar qué es normal y qué no. Que se pueda casar más gente no me parece un triunfo: el triunfo sería ser igual aunque no te casaras, que cualquier día vuelven los ajuares, macho. ¿Y si en Suecia tampoco me da la gana ser madre, por muy fácil que me lo ponga el ESTAO y muy rubios que me fueran a salir los niños? ¿Te convertirías acaso en una objetora de conciencia? Madre mía qué barata habéis puesto la disidencia. No sé, es que esa asunción de que si no eres madre eres la mierda que, insisto, veo muy metida con aguja hipodérmica a gente que se dice progresista me deja bastante picueta. Porque decía yo arriba que el dilema está entre las criaturas y el puesto de trabajo. Pero es que hay una tercera vía de gente muy de sentido común (TM porque lo mismo te lo dice Errejón que te lo dice Rivera) que merece un capítulo especial.

La tercera vía: las guarderías

Aquí lloré un poco.
Aquí lloré un poco.

Hay una cosa maravillosa en el reformismo que es esto de hacer PROTOCOLOS para todo. Se crea empleo a base de hacer protocolos de cosas y dar becas a gente y hale, palante. Un portal de transparencia por aquí, un programa de primer empleo por allá, un manual para evitar nosequé para más allá. Y unas guarderías en la empresa. Y esta es otra de las claves: cuando los partidos políticos tiran de asociar el empleo a formación, o hablan de modelo productivo, o que si los idiomas, o incluso el fascio de los datos tira de la psicología para justificar “empleabilidades” (la entrada es aterradora: «¿Por qué la personalidad afecta a los salarios?») se escudan en formas de ocultar lo evidente y dicen que o nos portamos mal o que decidimos mal, vamos, los falsos debates de siempre. ¿Y cuál es la aseveración real aquí? Pues que si nos quitáramos el velo de ignorancia que gustosamente nos ponemos y que nos sirve para ascender y ser socialmente reconocidos, tendríamos que convenir que conciliar viene a ser joder a otro (a otra, más bien -recordad la anécdota de Moran-) y no un éxito personal. Un relato así no vende. Decir que la liberación de la mujer y su inclusión en la empresa pasa por la vulnerabilización de un tercero, sea un compañero más fácilmente despedible porque «sin cargas»,  sea una aupair, es un poco feo. Es mejor llevárnoslo al terreno de que les hacemos un favor. La picadora de carne en la que vivimos se cuida muy mucho de estandarizar procedimientos porque ya el hecho de que parezca que estemos haciendo algo, vende. Aunque no sepamos qué estamos haciendo ni quién paga los platos rotos. ¿Quién trabajaría en las guarderías y en qué condiciones? No importa, lo que importa es hacer guarderías para que puedas ir a trabajar para pagarle a la de la guardería y que sigas trabajando. Es FUNDAMENTAL no salirse de la rueda de hámster. Vamos a dejarnos ya de la tontería de que el ascenso laboral es otra cosa distinta que un premio, después de un cierto periodo de obediencia debida, que otorga la capacidad de liberarse uno mismo -mediante dinero, tiempo, o compra de tiempo de otros-  mientras tiene poder para subordinar a más gente. Y subordinar a nadie no es ningún favor. No, tío, no “das trabajo”, sino que te aprovechas de una situación muy concreta y te limitas a nadar a favor. Nada más.

Epílogo: Antes, hijo, todo esto era división del trabajo

Y en el fondo es solo una cuestión de algo más viejo que el cagar: la división del trabajo. Problema que tienen todas las sociedades, el ISIS también (¡oh, se van a Siria para fregar y tener hijos de combatientes! UNA COSA SUPERINSÓLITA QUE NO HACE NINGUNA OTRA MUJER EN EL MUNDO).

Veo a mucha madre agarrándose al último clavo ardiendo, bastante conforme con como -por ahora- funcionan las cosas porque un hijo es una cosa tremendamente antiempresa (y desde aquí lo saludamos por ello y estamos A TOPE con los críos. Con lo que estamos menos es con lo que hacen los padres con ellos/con la excusa de ellos) pero los grados de protección en otros ámbitos de lo laboral van bajando y bajando, ya sabéis “primero fueron a por los falsos becarios, pero no me quejé, porque yo no era falso becario” (en esto consistió un poco el poema de Niemoller de la SER) y hay miedito a ser las siguientes. Mientras haya un dique de contención en la empresa por debajo de mí, todo correcto. Le decimos al dique de contención que oye, que no se crea que tenemos los hijos porque queremos, que los tenemos para que EN EL DÍA DE MAÑANA ellos te paguen la pensión (JA). ¡Tía, no uses a tu hijo para argumentos economicistas mierdosos! ¡Tienes un hijo porque quieres, y a mí me parece fantástico! Cuando sería quizá mucho más sencillo y más sincero reconocer que yo te concilio porque hay una legislación que favorece el valor de tu tiempo (todavía) en tanto en cuanto traes a un potencial productor y consumidor al mundo -o quizá, ¡ojalá! A alguien que luche contra la producción y el consumo vigentes-, y que yo también puedo liberar tiempo en tanto que la ropa nos la concilian, a ti y a mí, en Bangladesh; y el ordenador nos lo concilian, a ti y a mí, en China. No se entienden unas cosas sin las otras. No, esto no va, o no solo, de ajustarse a un modelo de familia y consumo determinado que favorece la reproducción del modo en que vivimos, sino que va de que se escondan otras muchas cosas que también lo hacen posible. No va de cuánto de transferibles son los permisos, o no solo. No va, o no debería de ir, de tratar de hacerme yo más “empleable” que tú arrancándome los ovarios delante del jefe jurándole de rodillas que no me embarazaré jamás y no tendrá que pagarme una baja por maternidad. El objetivo no debería de ser dar facilidades para parecerse a un determinado modelo, ni alardear de que tú sí, y yo no, te ajustas a ese modelo; sino que debería ser, creo yo, que no hubiera modelo. “Si quieres mis dispensas, parécete a mí”. Problemático, ¿no? ¿Y si mañana hay un cambio legislativo que ponga en ti el foco del problema, de la falta de formación, de la falta de implicación, de la falta de loqueseaqueseinventenesavezparaseguirpagandounamierda, qué? ¿A quién te vas a parecer entonces? ¿Vas a vender al niño?

Y aquí estoy, en esta lluviosa tarde de agosto tratándome de convencer de que en verdad, yo hago agosto porque quiero y que en realidad esto son fechas de mierda en las que todo es caro -no es que yo no TENGA un duro, es que ES caro, mi mente hace la situación aceptable cambiando un poquito los verbos- y está lleno de gente y no quiero ver a nadie (esto todavía tengo que analizar si es cierto o no) y para eso mejor trabajar. Que ese pensamiento nada tiene que ver con haber trabajado toda mi vida durante el verano, que no ha sido moldeado y que es libre. Y mira, lo dudo bastante.

En fin, que más allá de las «elecciones» (que ya dudo si lo son) a lo mejor la cosa viene a tener más que ver con lo que relata estupendamente Desiderio Martín: que si la maquinaria del empleo, que nos tiene atrapados, no está girando en el sentido correcto y probamos, como más tímida alternativa, darle la vuelta para hacerla girar en el sentido contrario pero así tampoco logramos nada bueno, a lo mejor el tema es que la maquinaria, gire para donde gire, es una puñetera mierda que nos jode de igual manera. Con niño y sin niño, añado yo. Quizá de lo que va siendo hora, en vez de discutir sobre agosto, es de unir la voz para decir lo que ya sabemos, independientemente de nuestra situación familiar: que el trabajo, simplemente, no es compatible con la vida.

PD: Espero que después de escribir esto desde mi ordenador personal dejen de ponerme publicidad en YouTube del cacharrito ese Clearblue que me enseña «mis dos mejores días para concebir».

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Irakatsitako historia*

Posiblemente cuando ocurrieron los sucesos del 3 de marzo en Vitoria mi padre estaría en la fábrica en una actitud parecida a la de Pastillas de Freno de Estopa, la de que si se acaba el mundo ahí fuera me la pela, por esa misma lógica con la que Isaac Rosa epiloga ‘La mano invisible’. Este que sigue.

SDC14999_copy Seguramente el día en el que se murió Franco mi madre estaría comiendo rápido, de pie, quince minutos, en el office de la cafetería de un hotel. Yo desde luego recuerdo que el 11-S tenía clase de inglés por la tarde, pero antes, mientras se derrumbaba la segunda torre, yo me estaba echando una siesta de campeonato.

Siempre le he dado vueltas a eso, a cómo nos aseguramos una cierta vivencia personal de momentos que, no sé bien si los historiadores, los periodistas, los políticos, los elaboradores de libros de texto o, en todo caso, una peña que no conocemos, han considerado capitales. Parece que si uno estaba poniendo una lavadora su relato de la historia, su importancia en la participación, como la de las amas de casa en el PIB, quedan invalidados. Y cuando me cuentan una época en la que yo no estaba, o algo actual pero que no he vivido de primera mano, siempre está esa sombra de duda: ¿esto fue así, no exagerarán nada ni minimizarán nada? No tanto los hechos en sí, que suelen estar probados, sino la vivencia a priori y a posteriori de los mismos, más allá también de la participación directa o la influencia que tuvo en las acciones posteriores de quien me relata algo. Hay dos vertientes: quienes te intentan convencer de que estaban jugando un papel absolutamente clave (pero en realidad más bien pasaban por allí) y quienes vieron sus vidas iluminadas ante el hecho de que (inserte aquí situación cotidiana) ocurriera de modo simultáneo con (inserte aquí hecho del que Victoria Prego haya hecho un documental, y por tanto, considerado normativamente «importante» en el devenir de la historia). Quitando una mención de mi abuela a poner colchones en las ventanas, parece que mi familia no tuvo una participación, ni una represión tampoco demasiado intensa en la Guerra Civil. O sí, y no quieren hablar de ello. O les parecía lo normal y no les iluminó en absoluto, no lo sé, y ya no se lo puedo preguntar. Ese desapasionamiento vital que creo haber heredado y que consiste en pensar que bueno, que el mundo seguirá aquí cuando te mueras y tampoco va a pasar nada gravísimo, igual que no pasa nada gravísimo ni marca un hito en tu historia personal lo que digan en el Eurogrupo (ni en los 21,87 euros que tienes en el banco el día 26 del mes tampoco, porque para eso son solo 21,87 euros). Yo creo que es porque somos gente de ver poca peli y nunca nos pasa nada de lo que cuentan ahí.

Y entonces me pregunto cómo lo haré yo. ¿Tomaré esa posición ventajista que me da la edad y le contaré a mi sobrino de 8 años en 2030 que mi participación, por ejemplo, en el 15M -si es que pasa a los anales de la historia, que está por ver-, fue absolutamente trascendental en mi vida y en el devenir político del país -porque además hay una portada del periódico en la que salgo, con una chaqueta mazo de fea, por cierto- en vez de contarle la verdad, o sea, que estaba de viaje y que tenía una depresión de caballo? ¿Demandaré guarramente una parcelita de la historia intentando darme importancia ante un menor? Y lo tentador que es maquillar tu vida y tus intervenciones ya pasados los años y sabido el desarrollo de los acontecimientos, eh.

Pero es que el ritmo es ya tan jodidamente frenético que no damos lugar a que el paso del tiempo haga su trabajo. ¿Está pasando algo con pinta de crucial? Allá que me cojo el RAYANER y lo tuiteo. Que no queden dudas en la posteridad, ni en la actualidad mucho menos de que yo estaba allí. Esa es la última derrota: pensar que la narración de los hechos sustituye, o puede asemejarse de algún modo a una intervención directa sobre los mismos. Cuando empoderamiento -inventad otra palabra, por favor- y narcisismo se ajustan como anillo al dedo. De esos polvos, los lodos de la democracia «representativa», y de cómo me dé el día dependerá si el gobierno es una élite que no se parece a nosotros o nosotros encarnado. Ya veremos. La penúltima -derrota- era pensar que FB te facilita el contacto con los que están lejos (cuando en realidad te están robando tus datos y tu vida), y que las vidas de los que están lejos son, como allí ves, mejor que la tuya (lo digo por esto de cómo aderezamos la realidad, histórica o no, con un montón de filtros mentales). Y la primera derrota de todas, que decidieran por nosotros qué era lo que tenía que ser absolutamente crucial. Esa es la parte en la que ciertas personas tienen la capacidad de hacer creer que su ascenso social encaja como zapato de Cenicienta con la supuesta prosperidad de un país. Y es que, como cuenta Ríos Carratalá en Quinquis, Maderos y Picoletos -quien también habla de vidas no tan interesantes como parece-, la historia ha consistido en algo parecido a dejar que sea El País quien la cuente y olvidarnos de esas redacciones de cuarta de periodistas no demasiado intrépidos, no demasiado fumadores y no demasiado James Dean, malviviendo en la precariedad. He aquí la victoria del experto, que tiene que ayudarte a calibrar los hechos, porque tú, persona que pone lavadoras, no lo entiendes, que dirían Maldita Nerea. Cosas fundamentales dichas por personas fundamentales.

Así que siempre me sobrevolará esa duda, la de las subjetividades tuneadas para dar lugar a implicaciones inexistentes. Lo que decía Lotina de la implicación y el compromiso de una gallina y un cerdo en un plato de huevos con bacon, que en ese plato la gallina está implicada, pero el cerdo está comprometido. O para exculparse, cuidado. Ahí está Eichmann, y ahí estás tú, que solo cumples órdenes. Y para eso está también esa tipificación de los hechos cruciales, ese devenir histórico como trampa mental escrita por alguien a quien le es dado ese poder: para pensar que las grandes violencias no tienen nada que ver con tu vida, que toda esa violencia cotidiana que sin embargo soportamos ha de echarse a un lado para dejar paso a los Acontecimientos, con mayúscula. Tiene que haber hechos gordos para que te conciencies de que lo tuyo es exagerado o no importa una mierda, cuando lo que en realidad pasa es que esa violencia enana, esa violencia con una sonrisa en tu centro de trabajo, en tu casa, es el punto de partida del acontecimiento. Pero eh, que siempre te dejarán el atajo de «contarlo». No te quejes.

* «La historia que nos enseñaron», canción de Negu Gorriak del álbum homónimo de 1990

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Debates mentirosos en torno al empleo (I): SMI, formación y otros fraudes del montón

El otro día recordaba un capítulo de Aída (hablo de memoria) en el que Mauricio Colmenero -emprezariohpañó- se enteraba gracias a Fidel de que si hablaba con la fundación empresa universidad le traían a un chaval en prácticas y se frotaba las manos. Venía a decir lo siguiente: «O sea, que no solo no tengo que pagarle nada, sino que me dan dinero por tenerlo». Y con una combinación de esto + BOE ad hoc para los colegas es como se articula más bien el mercado laboral español. O sea, diciendo que crean actividad pero realmente sangrando dinero público. Hay una belleza tremenda en el escenario del Bar Reinols con el de ADE + Derecho junto al Machupichu haciendo la misma labor, pero creyéndose muy diferentes. ¿Qué condiciona eso? La basura de empresas y empresarios que tenemos y la cantidad de subvenciones, suelo barato y demás que cobran por hacer el teatrillo de crear riqueza (porque luego son una ruina incluso para sus propietarios). ¿Es este un tema de debate en los medios de comunicación? No. Usted coge Expansión, o incluso cualquier diario generalista y se incide en cómo es o cómo debería ser un trabajador (formado en tal, competencias en cual, los idiomas que tiene que saber). Cómo debería ser una empresa (y mucho menos un empresario, no por nada tenemos las patronales llenas de gente que tiene bares y restaurantes pero luego deja nóminas sin pagar y no vienen a detenerles ni nada) ya menos. Sirva pues esta pequeña anécdota televisiva para introducir una disertación acerca de la gilipollez que supone seguir indignándonos por las peticiones del FMI y demás laya o el Círculo de Empresarios acerca de que hay que bajar el SMI.

Cuando hablamos de empleo, me cuido muy mucho de ver sobre qué premisas quieren mis interlocutores que base el debate. Y aquí hay que tener más cuidado con los falsos dilemas que en Bosnia con las minas antipersona ¿Temporales contra fijos? ¿Pyme contra multinacional? Mi experiencia cuñada en las industrias del desempleo (de verdad, el paro y el miedo al paro son y serán el negocio de España en las próximas décadas, y seguirá manteniéndose alto para que se pueda vender aquello de «por lo menos tienes trabajo» como algo por lo que dar las gracias besando manos) me ha enseñado que, por lo general, hay al menos un complemento agente -de hecho EL complemento agente- que es permanentemente invisibilizado en cuanto que no forma parte de la discusión, que es el ente empresa y el empresario. Invisibilización en el sentido de no rendir cuentas ante nadie pero llevarse hábilmente los beneficios (que luego como sus empresas son un desastre pues los gestionan fatal y va Chicote a verles y deben 400.000 pavos, pero eso no quita para que tú, amigo currela, eches tus 12 horas allí, que es lo que me importa. Sus problemas con la deuda que las comenten en los foros de Cepyme). Me parece el problema de fondísimo y que por alguna razón que no alcanzo a entender (supongo que en alguna medida, relacionada con que desde hace siglo y pico el tipo de trabajo que hemos venido desempeñando ha sido asalariado o similar -sí, ser tu propio jefe (TM) también entra aquí-, pero en todo caso sito dentro de la estructura denominada «empresa» y muy pocos pueden imaginar una sociedad postempleo -¡gente con tiempo, locurón!-), ni siquiera los políticos ponen encima de la mesa que las empresas y sus creadores sean el actor principal de la corrupción. En un caso judicializado prefieren quedar ellos mal que decir quiénes eran los corruptores. Y pasarán estos años -la corrupción no desaparecerá porque es inherente al sistema, pero se mitigará la aparición mediática- y nos quedaremos con el runrún de políticos corruptos, pero los empresarios se irán de rositas. Sí, amigos, esos que se llevan las mordidas de las adjudicaciones son los héroes que tienen que sacarnos de esta «creando empleo». Es como para tenerles mucho cariño, ¿verdad?

Y de aquellos barros esos lodos y por eso casi todas las discusiones que tenemos acerca de mercado laboral son de mentirijillas. Al lío. ¿Qué pasaría si tuviéramos en cuenta el papel de los empresarios/patronos/catedráticos/jefesitos/ENCARGAOS y sus acciones conformantes de escenarios de mierda? Pues que todo se movería y veríamos que el trabajo tiene que acabar. Enumeremos algunas de esas mentiras.

SMI. ¿Conoces a alguien que lo cobre?

La pregunta es simple: ¿cuánta gente conocemos que cobre el SMI, aunque sea en empleos a tiempo parcial, por aquella que es, por poner un ejemplo, falsa autónoma/frílans/emprendedora/founder/cofáunder de algo? ZP aprobó que para «regularizar» tu situación de becario (quicir, reconocimiento implícito del negrerismo) te pagaras tú de tu bolsillo -no vayamos a molestar al empresario- las cotizaciones gracias a  ese maravilloso real decreto que es el 1493/2011. Fíjate qué suerte tienes que puedes hasta pagarlo en cómodos plazos. Por cosas como esta, el debate del SMI no tiene demasiado sentido, ya que hay miles de maneras de puentearlo, empezando por nuestro querido emprendimiento y su ideal de autoexplotación como autonomía y continuando por los denominados contratos de formación. Ya decíamos por aquí hace un par de añitos que la idea del emprendimiento, como la de la formación continua son truquis para que la empresa siga existiendo como ente jurídico pero no haga las funciones que se le presuponen como tal, que pasa a desempeñarlas el trabajador, por ejemplo, como decíamos, el pago de sus cotizaciones. También pone a menudo el equipo informático, el coche y la gasolina, pero como hay una ilusión de actividad (aunque realmente te esté saliendo a pagar), ya es considerado como bueno. Lo de comer de tu curro ya es secundario.

Y ojo, porque esto antes, como el cobro en visibilidad, era muy de ostentación, eh. Me PUEDO PERMITIR trabajar sin cobrar (contábamos algo de esto también aquí) y un modo de polarizar lo laboral no tanto entre quienes se dedicaban a uno u otro sector o quienes habían adquirido o no una determinada formación, sino como modo de hacer ver quiénes podían permitirse estar más tiempo fuera del mercado laboral y, en teoría, «formándose» (en realidad credencialismo, contactos, etc). La subida dentro de la escala formativa es el modo más ladino de demostración de estatus por siempre jamás, cuando para lo que se usa en efecto es para ir cribando pobres, cosa que se agudizará con el 3+2 (disfrazado de más formación, pero en realidad un año más de gasto inasumible para muchos, para cada vez más). Por resumir: cuando hablamos de la educación como derecho hay que tener mucho cuidado de no estar apoyando indirectamente el trabajo mal o no remunerado porque lo hacen para formarse y es de lo que les gusta y el dinero da igual. Necesitamos que los pagos sean mensuales y al contado. Lo otro es el pensamiento para que el patrón o el catedrático de turno se forre el riñón o consiga cositas suculentas. Mucho ojito con lo que estamos realmente diciendo cuando queremos que la gente pase más años en el sistema educativo porque hay una cantidad de zonas grises formación/empleo que se están aprovechando para la explotación que ya da miedo. Por eso es necesario no solo que no se fortalezca la relación entre la universidad y la empresa, sino que desaparezca (vía desaparición de la empresa y tuneo absoluto de la universidad, clarostá).

En el caso formativo, los contratos en prácticas no son sino el modo de conseguir trabajo la mayoría de las veces mejor formado que el existente pero sin pagarles un sueldo íntegro ante la ilusión de que «se están formando», cuando lo que pasa en realidad es que saben bastante más que sus jefes. Por supuesto, si esta situación se denuncia, encima el chaval tiene que demostrar que la empresa se estaba lucrando con su trabajo, en vez de proporcionarle una experiencia formativa. O sea, tiene que terminar él con la relación laboral -e irse a un paro de prestación inexistente-, pasar miedo pensando que eso obstaculiza su trayectoria laboral futura e iniciar un farragoso proceso judicial. Menos mal que todos somos iguales ante la ley. Pero lo que hay que hacer es DENUNCIAR, eh. Si no denuncias, te dicen los lumbreras, estás tolerando indirectamente la situación. Y la socialdemocracia a arreglarlo todo judicializando la vida laboral. Un ámbito de abuso no debería ser judicializado caso por caso. Debería desaparecer. Lo cual me sirve para enlazar…

Universidad: welcome to Bangladesh (pero por amor)

Qué bonita esa narración que nos habla de encofradores que dejaron de estudiar para comprarse coches y qué poco hablan de los constructores que creaban esas empresas, que parece que se los ha tragado la tierra, hoyga. Pues no, ni la construcción, ni la hostelería han puesto en la picota de la precariedad y el sinsueldismo -además, de modo autojustificado, lo cual ya es demencial- a tanta gente como lo han hecho las universidades. Y los catedráticos que practican esto encantaos, y nosotros escuchándoles en la tele en calidad de expertos. Y es que no solo las universidades, y en especial las públicas, hacen uso fraudulento de mano de obra semigratuita: es que los principales empleadores a posteriori con bequitas de seis meses de esos chavales suelen ser también instituciones públicas y saludamos desde aquí a algún amigo que está en Bruselas cobrando mil pavos «pero así conozco gente». A ver, tío, pero NO PAGUES por conocer gente. La justificación, ya lo hemos dicho a menudo, pero por si no sois asiduos de aquí vuelvo a poner al artículo de En el nombre del amor es que si eres bueno en lo tuyo, apasionao y demás, lo haces gratis y además, te dejas dar latigazos. En el ámbito privado, el surgimiento como setas de centros de este tipo en el Madric de los 90 con bolsas de empleo cerradas para su alumnado (bolsas en las que se ponía fe, y se conseguía, que salieran los futuros dirigentes de cosas, como la infecta Victoria Vigón, que sale de la misma universidad que Benja Serra) para que luego saquen sus encuestitas de decir que al año de graduarse el 90% del alumnao está COLOCAO. Lo que no te cuentan es en qué ni con qué tipo de condiciones, por supuesto.

(Aquí este señor pidiéndote el C1 de ingléh para sus becas TALENTO y tú vas y aplicas. Hay que joderse)

Coincide además que estos días he estado leyendo el libro de Benja Serra Sobradamente preparado para limpiar váteres en Londres, que es puritita oda al statu quo. «Yo he hecho mi parte», «generación más preparada de la historia», «dame una oportunidad», «el inglés es fundamental». Lo más llamativo de una persona tan joven (y premio ECSTRAORDINARIO de fin de carrera) es que no discuta en absoluto las bases sobre las que cimenta los procesos por los que pasa: migración, selección para empleos…). En todo el libro solo se critica a una organización benéfica que luego resultó ser una especie de estafa piramidal. Vamos, una réplica perfecta de los valores que a las clases medias les han supuesto indirectamente colaborar en su propia aniquilación, pensando que podían llegar a ser como sus verdugos, y no solo eso, sino pensando que sus verdugos merecen respeto. Y por eso se cobra poco porque ASÍ SE EMPIEZA y ES LO QUE ME GUSTA. Os pongo tres capturas de muestra.

Políticos corruptos pero que si quieren que siga trabajando gratis los dueños de esta empresa eso ya BIEN.

Políticos corruptos pero que si quieren que siga trabajando gratis los dueños de esta empresa eso ya BIEN.

Los complementos salariales de Cuñaricano, que si los políticos corruptos me los hubieran dao a mí en España para que hubiera podido currar gratis ya BIEN.

Los complementos salariales de Cuñaricano, que si los políticos corruptos me los hubieran dao a mí en España para que hubiera podido currar gratis ya BIEN.

Yohestudiáo PERO ME ADAPTO. Hostia en la cara al mérito que dicen defender.

Yohestudiáo PERO ME ADAPTO. Hostia en la cara al mérito que dicen defender.

Vamos, que todo esto apuñala falsa disyuntiva que afecta a la generación más preparada de la historia (TM) que es la de «si no compites en formación, compites en costes». No, hamijos, es que como vemos ESO NO ES INCOMPATIBLE para nada. Os lo cuenta Jorge Moruno aquí hablando con una peña de Canarias. Te contarán cosas de idiomas, pero lo que en realidad quieren es que vivas un posible deseo de aumentar tu sueldo -o de que simplemente exista un sueldo- como un OBSTÁCULO para tu empleabilidad (otra palabra que, vaticino, nos dará grandes alegrías). Y claro, la fusión capital cultural + de lo tuyo + curro barato, acaba contigo de becario en el Primavera Sound proporcionado por la UAB a 2,56 pavos/hora «porque total así me ahorro el abono», y encima agradecido. Una escena tan bonita como otra cualquiera para ver quién se beneficia de que el trabajo parezca no trabajo o incluso ocio. El puto chocolate del loro.

Venga: demos por bueno, aunque no me guste, el framing empleabilidad-preparación, sus propias normas, que también abraza la socialdemocracia que aboga por una eugenesia cool vía universidad. Recordemos que a principios de esta semana el Círculo de Empresarios proponía que el SMI (ese que no cobra nadie) fuera más bajo para jóvenes «sin cualificación» (y esto abre un debate interesante en torno a los mínimos para vivir y a la necesidad de que sean incondicionados, pero ya hablaremos de eso en otro momento). Hagamos el ejercicio que pretendía con este post: poner el foco en el empresario. ¿Qué pasaría si la cualificación la pidiéramos al empresario, y no al currito? ¡Pues que no habría empresas! Son tan idiotas que no cumplen ni sus propias exigencias. Bueno, los idiotas somos nosotros por no hacérselas cumplir, la verdad. En este artículo hay un señor que explica este tema muy bien (y que de paso también dice que el paro juvenil español no es una cosa desbocada si lo comparamos con el entonno) . Me quedo con este párrafo.

«Uno de los principales problemas que justifican el desempleo de los jóvenes con mayor nivel de cualificación es que muchos EMPRESARIOS, que tienen un nivel educativo menor que la población en general, no ven rentable la contratación de jóvenes cualificados.»

Y añado: «Y entonces ellos ven la salida en trabajar en la universidad, que les acaba explotando igualmente». Y enlazo con este artículo de La Directa, del que me quedo con estas comillas:

Malgrat la precarietat d’aquestes places, sovint, l’estudiant les veu com l’única opció de trobar una feina mínimament relacionada amb el seu camp i s’hi aferra amb l’esperança que, més endavant, la beca es transformi en un lloc de treball, cosa que “RARAMENT ACABA PASSANT”

¿Y qué otro maravilloso organismo serio de esos que tenemos que leer los informes porque aquí nada más que hay tertulianoscuñaosguerracivilistas ha contribuido a esto? Pues las Naciones Unidas, señores. Un poquito salsereando sobre paro juvenil en los paísesavanzaos llegué a esta cosa donde resulta que a fecha 2012 la tasa de paro de gente hasta 24 años más alta era la de Suecia. Qué cosas. Que igual no lo ves así a priori cuando vas a visitar a tus amigos expat en Estocolmo, pero es que la cosa se concentra en otros lugares y afecta a otra clase de suecos distintos a los de ABBA. Termino esta ristra de citas textuales con mi favorita de favoritas en el sentido de obviar al sujeto agente. ¡Y el informe es de la ONU!

Both employers and the Federation of Swedish Trade Unions (LO) -ahí, los sindicatos ayudando- agree that the education system, is partly to blame. Too many young people graduate without the necessary skills for the job market, PARTLY DUE TO THEIR OWN CHOICES.

“About 20-25% do not get adequate school results. Of those who do, many choose an education where there are more graduates than are needed. We often cite education in such sectors as tourism, media and professions such as hairdressers as examples,” Christer Aagren, Deputy-Director of the Swedish Employer’s Union told the newspaper Aftonbladet recently.

Despolle total y acsoluto. Unos que si estudian mucho, otros que si estudian poco. Luego

Uy, oportunidades. Me dan unas ganas de buscar empleo ACTIVAMENTE que no me caben en el ALMA.

Uy, oportunidades. Me dan unas ganas de buscar empleo ACTIVAMENTE que no me caben en el ALMA.

rizando el rizo con que si las opciones de los jóvenes son malas. Claro, porque lo que hay ahí para elegir es cianuro o amonal, no te jode. Recordemos que si muchas empresas perviven es porque es gente joven la que se está echando trabajo barato a la espalda, ya que a los mayores, que conocen sus derechos, los prejubilan. Porque menudo margen de choices nos dais, hijos míos, menuda mierda enlatada ocho horas diarias. Menudas CHOICES basura nos proporciona el mercado laboral. Y una vez más, los configuradores de las choices aka, la patronal, de rositas. Y que HAS ELEGÍO MAL. No me gusta tu mercado y no quiero elegir nada en él, que es diferente. Cuidao. No te equivoques porque las gracias no te las voy a dar. Bajo sus premisas, no hay salida buena. La salida buena es cuando decides tú, no cuando te adaptas a una cosa que, creo, nadie hemos firmao.

De hecho, las altas aspiraciones formativas han sido el tabique que ha tirado precios, confiando en réditos posteriores que, como mucho, se han conseguido en niveles de alta dirección y poco más. Pues eso, colaborar de buen grado en tu propia aniquilación. De un modo más directo nos lo explica este vídeo de Vaya Semanita, donde no acabo de ver la parodia, qué queréis que os diga (veamos cuándo empiezan a inmutarse los coaches: cuando se habla de baratez, y no antes).

Para no hacer un post de extensión jotdownesca, dejamos para próximamente otras categorías de fraude convenientemente maquilladas y enmarcadas dentro de parlamentos mierder, como empresa grande vs. empresa chica (solución: NO empresa), el silencio acerca de los salarios por hora, y como estrella invitada, el verdadero sistema productivo español a lo largo de los últimos siglos: el trabajo en negro.

Buen finde.

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(Casi) todos los problemas de IU en 2.25

Hoy trataré de hacer una crítica (lo más razonada posible, para variar), a este spot.

– El tratamiento a IU de la Junta Electoral en estas elecciones es una guarrada: Que vaya a criticar el spot no quita eso. Más info, aquí. Pero bueno, intuyo que aunque la decisión hubiera ido por otro lado, habrían usado el mismo anuncio, así que venga.

– El spot como excusa estética: No tengo nada contra meter a un par de bailarinas a hacer un spot electoral (yo misma he hecho ballet unos pocos de años). Que nadie duda de la buena intención, pero es que aparte de intención tiene que haber META, y yo sigo sin saber muy bien cuál es más allá del hecho de que «ganen los buenos y rescatar al oprimido». Luego la pérdida en rollo metafórico es total: que si el verde son los movimientos sociales, el rojo del socialismo, patatín, patatán y Luis García Montero a la presidencia de la Comunidad y Victor Manuel y Ana Belén abre la muralla y abrazar mucho. ¿Traducción práctica en la vida real? Ninguna, más allá de que el votante de IU que se dedica a las artes y lee un montón y va a la uni y echa todos los meses sus 20 euros a Verkamis varios esté encantado de haberse conocido y una apelación a las emociones que ríase usted de TVE cuando Rafa Nadal gana algo y ponen el himno de SPÑA.

– Sujeto agente y sujeto paciente: El gran problema del vídeo y el gran problema de IU: Es exactamente el contrario que el del voto aspiracional. A IU la vota gente que no les necesita para nada (no lo digo yo, lo dice su candidato a la Presidencia del Gobierno) y que cuando va al mercado (porque claro, ahora en las ciudades -que es donde vota la gente de IU en su mayoría- mola lo de comprar cuqui y todo eso y el procomún) a veces se lleva las manos a la cabeza y se dice «joder, ¿a esta gente hay que salvar?», pero sin embargo tiene un cierto sentido de justicia en el mundo y le gusta la peli de Los Santos Inocentes. Vamos, gente que no está en la situación del sujeto paciente pero siente algún grado de empatía con él. Que vale, que no es el de arriba abajo de los medios de producción, pero sí de la toma de decisiones. Y que sigue habiendo un de arriba abajo y una autoridad y un rollo pedagógico en general MUY PESADO. Y AHÍ ESTÁ TODO EL PERCAL.

La idea con la que me quedo es la de que se ve a mucha gente movilizada y sin duda el apoyo mutuo es clave para una «resistencia», pero es que falta lo importante, que es el paso a la acción del sujeto impelido y coño, es que IU lleva casi treinta añazos fallando en esto. Las personas como Antonio, tranquilo, estamos contigo, siguen siendo sujetos pasivos, no sienten que puedan modificar la forma en la que viven -mucho menos votando a nadie, pueden «apoyarse» en los movimientos sociales esos a los que IU homenajea y de los que recoge votos de rebote; pero de sus activistas, no de los atendidos que, en general, no creen que puedan hacer nada-. Son objeto de apoyo y punto, y eso no es suficiente porque Antonio, tranquilo, estamos contigo sigue ahí en su casa mirando a ver si me echan hoy o me echan mañana. Vamos, que el protagonismo es de las bailarinas y los abrazos y Antonio es una especie de excusa para «el bien» (TM). Mi idea pasaría un poco por que Antonio, tranquilo, estamos contigo, le robara la porra al madero que va a desahuciarle y le diga «no me toques, ¿por qué tocas?» (pero bueno, como ahora está de moda el rollo este de los «ciudadanos de uniforme» pues yo qué sé). Y eso es ser persona. Esperar a que te echen de tu casa, no.
Por resumir, que nunca resumo, me sigue pareciendo que hay una cierta «obediencia» o una idea de «rescate», pero no un llamamiento a que sean aquellos que son los primeros interesados en lograr cambios de dinámica quienes de hecho la fuercen (claro que la falta de recursos o el miedo y la indefensión aprendida explican un porcentaje muy importante del asunto, pero es que IU entrar precisamente ahí y no ha sabido hacerlo nunca jamás).

– La idea de apoyo mutuo y los partidos políticos: Este es un tema interesante porque a la vez que se quiebra el mutualismo + crece el desempleo -que no destrabajo, cuidao-, los partidos políticos aparecen in crescendo como agencias de colocación. De dos maneras, además: el partido en sí (la idea de ir escalando puestos dentro de la organización diciendo un poco que sí a todo y rezando por el día en el que pases de pagar cuota a tener cargo y por ende a cobrar), y luego lo que puedas conseguir en las instituciones vía votos -para colocar ya a amigos y familia directamente y que no pasen por la traumática experiencia de dejar el CV en Adecco-. Más de uno y más de dos han estado comodísimos con el techo del 15% y luego un mínimo -o no tan mínimo- cambio de dinámica electoral les ha destrozado el panorama del todo (y entonces viene el canto de cisne de hacer un vídeo «homenaje» como el que nos ocupa). La percepción de quien en teoría debería estar interesado es de que el «apoyo» que puede brindarte un partido es, precisamente… intrapartido. Vamos, que no tiene nada que ver con su situación personal, que es para otro tipo de gente con necesidades menos acuciantes -o sin ninguna en particular- y muy limitado. Y ahí enlazo con lo dicho en el párrafo anterior. Es como si confiaras en un experto de los de las pizarras económicas de LaSexta para que hiciera la compra por ti porque técnicamente sabe más de dinero.

– La razón moral: Tiene que haber un camino entre la razón moral y la logia de los incentivos. No me creo que no lo haya, pero el caso es que si en una disputa electoral es esto todo lo que tienes que decir -y que no sirva casi ni para que tu gente se quede- tienes un problema de propio planteamiento de fuerza política. Con un spot electoral puedes hacer lo que te dé la gana. Un «homenaje» a los movimientos sociales, a Galeano o lo que quieras. Pero cuando te están sangrando por todos los lados, justificar tu trayectoria para los tuyos no me parece la mejor opción. La pregunta que me planteo es si IU quiere ser una fuerza electoral o un movimiento social, sindical o de otra índole. No tanto IU como organización, sino la gente de IU, a título personal, debería empezar a pensar seriamente si le motiva el terreno electoral e institucional o si prefiere trabajar al margen (la gente de Equilibrismos tiene este blog que aborda precisamente todo el rollo del «asalto», de la manera inversa a esa que parece estar desandando IU). Por muy malo que sea el tratamiento que hace la Junta Electoral de tu candidatura, el vídeo suena a despedida y cierre. Ahora, es precioso. Eso no lo quito.

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Voto aspiracional y disonancia cognitiva: nuestros tories patrios

Hace ya un tiempecillo me pasaron este estremecedor vídeo que me gustaría que, si queréis seguir leyendo el post, viérais.

Como en DeC nos gusta el mambo y nos gusta el sandungueo y ya estamos metidos en plena vorágine electoral, queremos darle una vuelta a qué significa esto del «votar». Nos dicen, e intuímos, porque a priori parece muy lógico, que el votante echa en la urna la papeleta del partido que cree que mejor «representa sus intereses» o «puede solucionar sus problemas». Igual La Ciencia (TM) ya ha hablado encerio de este tema que voy a tratar yo aquí (no me he molestado en buscarlo), pero de momento voy a llamarlo, como hizo una vez @deploreibol, «voto aspiracional», y como lo llamé yo borracha hablando en el Triku, «voto proyectivo». Indistintamente. En fin, el voto aspiracional es otra de esas bizarradas de la autopercepción como la de dónde se sitúa usted en el espectro ideológico o (la que siempre es la más risas del CIS) en qué clase se ubica usted, en la que gente que lleva tres años en paro se pone en el 6 porque fue a la universidad. O soy del Madrí de Mou porque lo que no gano en la vida lo gana en el campo Cristiano Ronaldo por mí.

El palco en el que le gustaría estar a @Obrero_Liberal
El palco en el que le gustaría estar a @Obrero_Liberal. 

El voto proyectivo consiste en votar no a aquello que eres, sino aquello a lo que te quieres parecer o que crees que merecerías ser, como parte de una tendencia a medio/largo plazo. Es exactamente al revés de lo que le pasa a IU desde que se fundó: que les vota la gente que no los necesita para nada. El chip mental es: «Vale, ahora mismo no tengo la pasta -o más que pasta, poder- que tiene Esperanza Aguirre PERO si empiezo a votarle a ella, o al menos lo que ella votaría, puedo llegar a ser así» (que mira que hay que tener ganas, ojo). El voto proyectivo apuntala todas y cada una de las bases ideológicas que llevamos apuntando en este blog, es el THINK BIG CAÑÍ. Emprendo (y me meto en un crédito monstruoso, a corto) para ser mi propio jefe y tener una gran empresa (a largo) -esto es el muy acertadamente denominado «Síndrome Amancio» por @ninjadelfav-. Hago un master de la London con Cuñaricano (y me meto en un crédito también o al menos le jodo vivo a mi padre, que tiene 50 tacos y como le metan un ERE ya verás tú) a corto, para hacerme un nombre en el mundillo (realidad: profesor asistente a 400 pabos PERO DE LO MÍO, CUIDAO) a largo. Vamos, vivir a base de Annaallenadas porque a quien no conoce cómo vives siempre podrás ofrecerle tu versión CERO DRAMAS SIEMPRE SMILE,  que en una versión extremadamente bizarra ya vendría a ser ESTO , y venirte arriba. El problema es que diría que en el 90% de los casos las situaciones reales a corto plazo no solo no te permiten trazar absolutamente nada a largo, sino que te meten en un fango bastante jodido de inmediato, del cual para intentar salir vas a tener que usar el doble de energía que para cumplir tus sueños. Por eso a esta gente le viene muy bien que pienses así. En fin, que en el 90% de los casos, siendo siervo pero queriendo ser jefe, terminas por ser esclavo. Solo hay que ver un capítulo del programa de Chicote para darse cuenta de esto.

¿Y qué diferencia hay entre los estudios, el emprendimiento o cualquier tipo de propiedad y el tema del voto? Pues que mientras en esos tres casos te estás comiendo un marrón sistémico con coste económico inmediato (la deuda está guay para esta peñuki no porque sea un instrumento de reactivación económica ni nada por el estilo, sino porque te obliga a currar sí o sí, que es lo que necesitan. La deuda es un instrumento genial para pasar de ser ciudadano a suplicante), VOTAR ES GRATIS al menos si vives en España. Bueno, gratis en el momento de depositar la papeleta. Luego ya hemos visto que la factura te la pasan.

Pero volvamos al vídeo con el que hemos abierto el post…

De ESTIFYOBS nada: abogaos del Estao

No me voy a liar en el discurso entrepreneur como modo de autoprecarizarte y tal, que está sobradamente trillado en este y otros lugares. Anteayer comentaban en LaSexta el dato de que la inversión público-privada en «innovación» (cosa que sigo sin saber qué es), fue de 13.000 millones de euros el pasado año. Supongo que algún alma cándida podrá calcularme cuántas rentas básicas son esto. Porque digo yo que los innovadores, como son apasionados de lo suyo, seguirían currando en ello aunque hubiera renta básica, ¿verdad? También supe ayer que la asociación de hostelería de Gipuzkoa (la de la campaña abyecta de sonría por favor) recibió 350.000 euros de fondos públicos, planes de estímulos y demás polladas en 2014. A ver, si es nuestro MOTOR DE CRECIMIENTO, ¿por qué tiene ayuditas? Mí no entender.

No hay sitio para tanto garaje en Grecia.
No hay sitio para tanto garaje en Grecia. Atención al dato U ESE A.

Pero dejando esto a un lado, el propio militante de derechas tiene esta disonancia cognitiva del self-made, que luego no es tal. Está el señor este del vídeo hablándome de unos pabos en un sótano con dos cables y una lata de aceitunas y con 300 puntos en el TOEFL computer based (bonita metáfora del pepero jovencito que se pasará a Cuñadanos), pero la realidad es que quien parte el bacalao en la derecha es funcionario, porque claro, aquí todos queremos nuestra renta básica, y yo la primera. Esta entrevista ilustra muy bien la autopercepción de quien oposita (y que luego te acaba votando a un UPyD, un Foro Asturias, un Cuñadanos o un PP). Así que de «emprendedor pobre que tiene una idea que transforma la realidad» nanai de la china, al menos entre los dirigentes. O sea, te concedo lo de las noches en vela, pero fue para estudiar un temario, y porque tenías tiempo -que es otro factor en disputa política del que ya hablaremos otro día pero que Arianna Puello ya dice que cuando hay tiempo no hay dinero y cuando hay dinero no hay tiempo– y podías DECIDIR que fuera así, y te producía buenos réditos a futuro. Tanto que vives de haber aprobao un examen hace veinte o treinta años. Pues fíjate si soy benévola yo que quiero que también tengas dinero todos los meses, pero sin someterte a ese temario ni nada. Y oye, que podemos poner nombres y apellidos: Mariano, registrador de la propiedad; Soraya, abogada del Estao; Wert que se sacó plaza en RTVE en los 80; Jorge Fernández Díaz, gobernador civil en época similar; Soria, economista del Estao (toda esta peña se sacó la plaza en los 80 mientras IN DE ODER SAID a la gente de su edad la mataba la heroína), Báñez, consejera en RTVA… TODOS AHÍ EN EL GARAJE, A TOPE. No sé, que haya llegado a algo en el PP empezando ahí en un garaje por la noche habrá pues… un señor en Cuenca, otro en Soria y ya. Vamos, que tal y como están las cosas no es raro que la última oferta pública de empleo  tenga un número de plazas para MADEROS fuera de lo normal.

Pero es que si pasamos a la vertiente privada tampoco, tampoco nada de garaje, ni cables ni transformación ni hostias, sino herederos del curro del padre y empresarios que no saben hacer absolutamente nada sin el capote del BOE. Hacemos notar el caso de la inmensamente adorada en este blog y gulagueable Mónica de Oriol y os dejamos aquí su biografía, amén de recordaros que esta semana se ha levantado 12 millones de euros no a base de currar, sino de ser cesada. Si es que Rus tiene razón, ¡currar es de tontos!

Veremos, con gloriosas medidas como juntar emprendedores con prejubilados y el relío que tienen montado con los diferentes IVAs y los impuestos de sociedades,  cuánto de este voto aspiracional se lleva Cuñadanos—> Contrato en prácticas de 400 euros, pero como mis problemas deberían ser los de aquellos que se preocupan por el tipo en Sociedades, pos les voto. Y luego se ponen a discutir del sueldo de los políticos, que parece que ni les importara el suyo NI NÁ.

https://twitter.com/BrianCM97/status/594860850038603776/photo/1

(el hijo de @Obrero_Liberal)

Epílogo: no se trata de votar mal

«Bueno, ya ha venido aquí esta tonta de los cojones a decirnos que votamos mal». No, es que el tema no es este, sino que en un país con unas condiciones de trabajo refeudalizadas es absolutamente normal que veles, como Carromero, por levantarte 6.000 euros al mes sin dar ni un palo al agua y a mí me parece genial. Lo que yo quiero es que eso sí, pero para todos. En un sistema refeudalizado es normal jugar a la Lotería, porque el ascensor social no funciona. En un sistema refeudalizado es RACIONAL DAR EL PALO A UN BANCO porque no sabes cuándo vas a tener ingresos. Lo que pasa es que si pones toda la capacidad de decisión en una persona, esta te pone, pero ojo, también te quita a nada que discrepes y ahí ya sí estás corriendo un riesgo. Bueno, y ya también que con cuarenta añazos es bastante de hacer el ridículo lo de andar haciendo por ahí voluntariamente el groupie de nadie solo para no acabar arruinado. En serio: no toméis como modelo a Antoñito Alcántara solo porque fue el tonto útil de Don Pablo y luego acabó de director general de Agricultura en el Ministerio donde empezó de bedel, que también ha tenido mucha cagada gorda HACIÉNDOSE A SÍ MISMO y luego la que lo tiene que arreglar todo es LA MERCHE. Simplemente, el escenario de igualdad de oportunidades «para ascender» no paga, y cualquier análisis está OUT si no explicamos para qué queremos esas «oportunidades» (que como la innovación, no sé muy bien qué son, vaya). No es votar mal, son instituciones, es curro, es capitalismo… Son mil cosas. En un sistema viciado es muy difícil que lo que técnicamente te sirve para intervenir en él no lo esté.

Me pegan pero me dan curro. Es que las dos ideas juntas me petan la cabeza por completo.
Me pegan pero me dan curro. Es que las dos ideas juntas me petan la cabeza por completo.

De hecho, en LaSexta Columna de la semana pasada, titulada Yo Denunciépersonas que seguramente buscaban una seguridad laboral (lógico) en el sector público -proyectividad pura-, terminan viendo prácticas irregulares pero perciben que si tiran de la manta su vida va a ser un infierno. Y aciertan. Adivinen el género mayoritario. Ellos tienden a admitir y gestionan sus vidas por el camino ya hecho. Ellas tratan de modificarlo y pagan con su salud mental. Ruego tener estos aspectos en cuenta cuando se diga que si hay silencio es porque hay complicidad. Muchas veces lo que hay es una indefensión alarmante, y si eres señora ya ni te cuento.

Y en un quiebro similar y tomando como base que el mejor empleo es el que se destruye, quizá no haya mejor voto que el que no se da, al menos si lo que queremos es servirnos a nosotros mismos, pero sin joder a nadie. La realidad es tozuda con esto  y el tinglado montado para que te sientas absolutamente incapaz de modificar la realidad (no es que votar no sea tu prioridad, es que yo no soy una prioridad para aquellos a los que voto, de verdad, basta de usar lenguaje del enemigo) estaba aquí antes que tú. Y bueno, que también lo cantaban Molotov, que si le das más poder al poder, más duro te van a venir a coger. Así que cuidadito con los padrinos… y con pensar que a lo mejor un día puedes ser como ellos, porque igual lo acaban pagando hasta tus tataranietos.

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Reinserte a un parado: Cuñadanos o la psicologización del desempleo

Hace unos cuatro años yo era una chavala feliz, normal, pesaba más que ahora, dormía muy bien, me gustaba salir por ahí los fines de semana… Claro, todavía no conocía a Cuñaricano: el señor que te dice que friegues platos para aprender inglés, cosa que estoy segura que él hizo en su día. Y las matemáticas. Y que si PISA (para esta gente PISA es como un hijo). Y que si tenemos que ser la Florida de Europa. No, mire, YO NO QUIERO SER TAN HORTERA como los de Florida. Y la manía de pensar por nosotros y de aprovechar cualquier entrevista o lo que sea para contarnos que él hace todo por SPÑA y tiene la vida resuelta y él viene a darnos aquí CONSEJOS porque LE DUELE SPÑA. Es que es un poco ya como para creer que en esos países en los que lleváis un PORRÓN de años, donde decís que vivís muy bien mientras aquí todo es una mierda y nos morimos de asco -siempre según vuestra versión- no os hacen ni puto caso y venís aquí a perorar PAPORSI. El día que ya me LOL entera fue cuando subió esta maravilla, en la que dijo que en la desharrapada SPÑA los chavales no saben integrar, y luego llegan a la LSE siendo «excelentes» pero «estafados». No, a ver, que te has llevado a un tonto de colegio de élite sin tener ni puta idea a tu chiringo. Igual es un problema de los colegios de élite y tuyo por fiarte de su criterio, eh Luis. No sé, IGUAL. No es un problema del sistema educativo público, sino que ocurre por confiar en sitios en los que pagas por el sobresaliente a modo de ascensor social barato. Al populacho esto nos la suda.

En mis esquemas mentales, la media naranja de Cuñaricano es el que yo llamo el de la sobrina china (anécdotas no son datos LEL), que no sé ni cómo se llama porque tiene el apellido compuesto. Cuñaricano y el de la sobrina china son el Dúo Sacapuntas de la economía. Yo los leo y nunca sé muy bien qué quieren hacer, más allá de una especie de resurrección del feudalismo (¿se fue el feudalismo alguna vez?) intersectorial e intrasectorial -luego vuelvo a esto-. Cuando escriben juntos tienen una obsesión rayana en lo patológico por que un robot les quite el curro, y quieren transmitirnos ese miedo a perder el trabajo -YA VES TÚ- , que pasa por reciclarnos y convertirnos en doctores USA
-atención por favor al último párrafo de ese post, al que igual tendría que haber llamado GÜELCONTUJEL y que está atravesado por el cilicio calvinista de pe a pa, con mención especial al franquismo sociológico de las cartas de recomendación-. Y ponernos a hacer INGLÉS y MATEMÁTICAS (todo lo demás es secundario, ergo, aprender a no ser un cabrón auténtico también lo es).

La pregunta es PARA QUÉ quieren ponernos a hacer inglés y matemáticas. La gran victoria del discurso de los incentivos, llamado académicamente teoría de la elección racional y llamado en Domingos en Chandal «y tú qué harías, seguramente te aprovecharías», consiste precisamente en eso, en hacer las cosas según unos indicadores

Campaña de la patronal hostelera guipuzcoana para que sonriamos cuando vienen turistas, para ser la Florida de Europa también. Sí, cuando se os ponga a vosotros en la punta de la polla vamos a sonreír.

Campaña de la patronal hostelera guipuzcoana para que sonriamos cuando vienen turistas, para ser la Florida de Europa también. Sí, cuando se os ponga a vosotros en la punta de la polla vamos a sonreír.

de unas organizaciones internacionales configuradas y pobladas por gente con #pelas que habla en inglés sin preguntarse demasiado lo que los clásicos griegos se preguntaban: los porqués, para qués, cómos, etc. Vamos, que por muy academizantes y cultos que pretendan ser estos señores, su forma de vida se parece más al lema de Nike: Just do it. No modifiques la realidad, adáptate a ella y A MÍ NO ME RECHISTES, que me decía mi abuelo que en paz descanse. Limítate a cumplir con el indicador, sin pensar nada en cómo se configura. Esa ignorancia deliberada es la que sirve para decir que estamos saliendo de la crisis: usamos un indicador x (#datos) pero no nos preguntamos el cómo. Chimpúm. Poco/nada he escuchado yo acerca de hacer la EPA o datos de paro de otro modo al que se hacen. Que como haya que REHACER todo hay que CURRAR, y joder, qué movida, con lo bien que vive alguno solo de COMENTAR los datos en la mierdita de la pizarra económica de LaSexta.

Vuelvo al para qué y al feudalismo y al intersectorial y el intrasectorial. Cuñaricano y el otro quieren resolver la dualidad laboral, o eso dicen, pero no renuncian a la existencia de una dualidad social, porque esa dualidad social es sobre la que se sustentan tanto su discurso como su tren de vida. Por un lado, que los camareros sepan inglés y que los parados vayan a intercambios de inglés. Por otro lado, doctores, muchos doctores. En el medio, LA NADA, pero asegurándose estar ellos en posición de nadar a favor de corriente. No contemplan ninguna circunstancia en la que el camarero igual quiera ser doctor o en el que el doctorando, por lo que sea, tenga que convertirse en camarero -y en el escenario useño que manejan, esto es habitual, e incluso hay escenarios más dramáticos que ese, ya que la educación no es entendida como derecho, sino como deuda personal, y los no suertudos entrarán a cualquier curro para poder pagarla-. No contemplan que si no eres de su minoría, la vida en general da bastantes vueltas, ni que tengas ningún tipo de poder de decisión sobre la misma. Por eso promulgan una especie de autosometimiento a lo que esté tipificado como prestigio o, al menos, sea más beneficioso para asegurar tu «empleabilidad». Dos velocidades distintas, pero sometimiento al fin y al cabo. En la zona TOPE GLAMOUR estarían los potenciales doctores, que serían los que se someterían a la violencia intrasectorial, es decir, ser el esbirro de tu jefe (llamadas a horas intempestivas, ir a ver a tu director de tesis a su casa para que deliberadamente estés en una zona no neutral, chantaje emocional con acusaciones de poca implicación cuando en realidad eres trabajo baratísimo y un montón de anécdotas feas que cualquiera que hayamos tenido un amigo metido en esto, que es peor que el tráfico de drogas sin duda, hemos escuchado. Eso sí, mancharte no te manchas). A ver si os créeis que Cuñaricano pierde tiempo en cascarse un post sobre cómo hacer un doctorado USA si no es para procurarse él y los amigos mano de obra barata que a la vez se cree «la elegida». En la zona TOPE TIRAOS, los camareros políglotas, es decir, esbirros de sus clientes y por lo tanto, sujetos pacientes de violencia intersectorial. Y Cuñaricano y el otro disfrutando de los servicios de ambos: de unos en el centro de trabajo y de los otros durante su tiempo de ocio y congresos varios. Y la promulgación del inglés y las matemáticas va también por aquí: por ensalzar exactamente las áreas en las que ellos tienen ventaja. El problema es que sigamos siendo tan gilipollas de ponerles el puto micro para que lo sigan haciendo. Un mundo en el que tres y el del tambor deciden todo, y el resto, en el gremio que sea, tenemos que andar tragando. Todo patrocinado por EL TEFEL de los cojones, que anda que no hay gente ganando DINERITO con el diploma de marras. Luis, me da igual que me puteen la vida en mi lengua materna o en otra. De verdad.

… pero las peroratas PAPORSI siempre le salen bien

Pero HETE AQUÍ que Garicano, después de ser mandado a la mierda por más de un partido y más de dos, ha encontrado #paguita como escudero fiel del Grey Rivera en Cuñadanos Ciudadanos y le han encargado el programa de los temas de ninerito. Y entre ellos, claro, el tema del TRABAHO. Y por si tu jefe te parecía poco, nos espera una vida PARADISÍACA con esta gente.

En este artículo, al que @biosbrd tituló de modo apócrifo «Si no mata, no es de derechas», hay, al menos, cuatro puntos, por decirlo suavemente, «llamativos». El primero es el uso del término «reinserción» para referirse a la vuelta al «mercado» laboral. Que alguien de Ciudadanos use el término «reinserción» para esto me inspira una automática simpatía por la gente que está en prisión. Además, me reafirma en que lo de los trabajos no es ni mucho menos un «mercado», sino una particular estructura coercitiva en la que la información viaja del modo más asimétrico que podamos imaginar (y son esa asimetría, además de un progresivo aislamiento del trabajador y una protección social a la baja, las que sirven para coaccionar).

https://twitter.com/2neuronas_/status/577841873244553216

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Y con estos mimbres vamos al segundo punto. ¿Cómo reinsertamos a un desempleado? Pues sí, la dinámica ciudadanil es parecida a la que se ejercería con/contra un preso: formación, seguimientos INDIVIDUALIZADOS, etc. Entrar al SPEE se convierte en una cita con una especie de junta de tratamiento. Ciudadanos aboga por dar directamente a los parados cheques de formación para que los intermediarios (lo de poner patronal y sindicatos a la misma altura aquí, ese «tós son iguales», no se hace sin querer) no se lo lleven crudo. Pero claro, seguiría habiendo una «parte a formar» y una «parte formadora». Y esa parte formadora seguimos sin saber muy bien quién es, lo que sí sabemos es que esta incidencia en la «formación» no abole las industrias del desempleo, esto es, todo el andamiaje creado para vivir de que existan parados, sean sus detentadores la patronal, los sindicatos, las universidades o el sursuncorda. Así que me imagino que Grey y Cuñaricano querrán darnos pasta para un Oferplan de un curso de bolsa y trading por 22.90 euros. Otra solución no se me ocurre.

(a partir del 1.05 os explican cómo sería una entrevista para entrar en el departamento de Cuñaricano. En el estribillo, os explican la solución que dar a eso).

Tercero, el «seguimiento individualizado». Es decir, la consideración por parte de Ciudadanos del desempleo como algo a «tratar» (creo que es el verbo que mejor se ajusta a su concepción del no sé si llamarlo ya problema o «enfermedad») que mencionan autores como Guy Standing en El Precariado: una carta de derechos (que refiere la puesta en marcha de terapias cognitivo-conductuales para desempleados en el Reino Unido), así como Ehrenreich, Jones… Una particularidad del mercado laboral anglo que estos señores manejan tan bien y muy exportable por su rentabilidad en términos políticos: la psicologización del desempleo -sí, decir «te vas a Londres a fregar» es justo eso- entroncada además dentro de una especie de ideología del bienestar (en efecto, el desplazamiento lento del Estado del bienestar a la ideología del ídem). Esta psicologización (que el laborismo británico ha abrazado de modo sorprendentemente acrítico y que, como punto bueno para nosotros, es posible que termine con la socialdemocracia -aka el Getafe de las ideologías—), es muy rentable porque al pasar la pelota al individuo permite con toda comodidad no tomar ningún tipo de decisión política ni hacer políticas integrales y, como mucho, apelar a la virgen de Fátima sin que pase absolutamente nada. Se alude, para que nos sintamos todavía peor, a los SACRIFICIOS que hacen para darnos un seguimiento INDIVIDUALIZAO, que este tipo de seguimientos es «muy costoso». Pero vamos a ver, ¿a usted quién le ha dicho que yo quiero que monitorice mi paro? ¿Para quién es útil esto?

Los complementos salariales: monta una empresa, que el sueldo lo paga el pueblo

Y el cuarto punto (y joyaza de la corona) es lo que llevamos haciendo TODA LA VIDA en este país: subvencionar empresarios a gogó y hacernos la ilusión de que hacemos trabajo productivo cuando básicamente o empaquetamos mierda o nuestros puestos de trabajo están creados por alguna suerte de interés político (un saludo a los compañeros de la prensa regional) mientras ocultamos y tenemos en la economía sumergida trabajo real a mansalva. La figura del complemento salarial viene a apuntalar este escenario. Basado en

De esto va el SEGUIMIENTO INDIVIDUALIZAO (extracto de "El Precariado: una carta de derechos")

De esto va el SEGUIMIENTO INDIVIDUALIZAO (extracto de «El Precariado: una carta de derechos»)

la infame idea de los tax credits británicos, el complemento salarial es, básicamente una subvención a las empresas que pagan una basura en sueldos. Vamos, una renta básica para los empresarios -que luego él te filtra como le salga de ahí a tu sueldo-. Subsidiamos empresas en demasía para hacernos la ilusión de que hay actividad económica y tener a la gente ocupada, además de que el empresario se lleva dinerito de todos, que generalmente no reparte.  Y además beneficia a los dos polos de las empresas: los Tescos que contratan no solo por un número de horas ridículo, sino que pagan una miseria por cada hora (cuando el CIS pregunta a los empleados a tiempo parcial si les gustaría trabajar más horas y dicen que sí, realmente no es que quieran quedarse a dormir en el curro, es que quieren MÁS DINERO, fíjate tú qué locurón), y a los pymeros que viven en la semirruina, endeudados hasta las trancas y no se pueden pagar casi el sueldo ni ellos, arrastrando a sus empleados.  La versión cañí del complemento salarial la empezó Arturo Fernández pagando en sus restaurantes  con la tarjeta black de Caja Madrid. Claro, fue un complemento salarial para sí, que luego por mucho ingreso extra que tuviera, las nóminas le costaba bastante pagarlas.  En esta entrevista, apartado renta complementaria, Cuñaricano todavía otorga al salario mínimo entidad suficiente como para decir que eso frena la posible bajada salarial por la aplicación de este complemento. Como si el SMI no se lo follaran día sí y día también pagando en negro o con becas, convenios y otras historias. La existencia de un complemento salarial demuestra que, si tenemos que apuntalar lo de dar sueldos entre todos, las empresas no es que no produzcan riqueza, es que son un coste y no deberían existir. Y esto pensando en sus sacrosantos términos de eficiencia, ojo. No cumplen ni sus reglas. Mejor darle la pasta directamente a la gente y ya está. No necesitamos más intermediación predatoria. Ya hemos conocido bastante con las ETT.

Luego esta gente, los SENSATOS -a vosotros no sé, a mí lo sensato y de sentido común me da ya más miedo que un nublao-, son los que quieren CREAR RIQUEZA porque el sistema de (inserte aquí su política social favorita) es MUY CARO Y A VER CÓMO LO PAGAMOS. Pues igual no regalar dinero a gente que no sabe hacer nada y se cree empresaria o no redistribuye el fruto del trabajo es un buen comienzo para poder PAGAR lo que sea. Además, en el colmo de la desfachatez, los SENSATOS llaman al complemento salarial OJOCUIDAO «incentivo al trabajo» para que quede claro que no tiene nada que ver con ese locurón bolivariano de la renta básica. Ah, no, calla, que se trata de que el currela no tenga poder de negociación. Donde incentivo, por supuesto, es sinónimo de obligación. Otro día ya hablaremos de la obsesión de esta gente (como de los de Podemos) con facilitarles la vida a los autónomos para que se autoexploten. Vamos a ser majos y a quitarle la cadena del tobillo derecho a este esclavo, para que mejore su vida. MIEDO TOTAL a un pacto pro pymeros. Miedo a un pacto pro Mauricios Colmenero.

https://twitter.com/Biosbrd/status/577774974850719744

https://twitter.com/Biosbrd/status/577776101935747073

Epílogo: mejor verlo en un audiovisual

Pues este es el lacayo del Grey Rivera por León. Anda que entre la Carrasco y este, menuda maravilla de gente tenéis en León, eh. Pero de hacer bueno a Zapatero. Yo no he aguantado más de un minuto viendo el vídeo, pero vosotros sabréis. Va de esto.

Ha sido todo bastante LOL también porque la solución que ha dado el partido a esto ha sido ponerse (atención) a AUDITAR biografías por parte de una (atención II) consultora de inteligencia empresarial. Hay tantos sectores productivos en esta frase que no sabría por dónde empezar.

Pero vamos, que el partido debe de estar incrédulo ante el hecho de que un señor de la patronal piense así. Rarísimo. No, lo raro es que lo digan, y yo personalmente, agradezco que, como en el caso de Mónica de Oriol, lo hagan de un modo tan abierto. Para dejar clarinete en qué consiste lo de trabajar. Porque claro, aquí el problema para Ciudadanos no es que lo piense, sino que lo diga en voz alta. Para mí es justo al revés.

Así que, si esta es la idea, esta canción es todo lo que tenemos que contestarle a este señor: que esa frase que parecía haber quedado obsoleta ahí en posters y camisetas de «prefiero vivir de pie que morir arrodillado» cobra un un nuevo significado. Albert, no me enseñes a pescar, NO ME DES UN CURRO, DAME CICUTA.

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Lo de Anna Allen es tu Proficiency

Probablemente estos días te has descojonado de los fotomontajes de Anna Allen porque eres un máquina del Photoshop, claro.

Pero esto estaba inventado  hace mucho. Lo de Anna Allen es El País tratando de putear a Monedero porque ha mentido en el currículum y el otro raudo y veloz sacando una foto con un señor mayor, porque yo me junto con gente importante. Lo de Anna Allen es El pequeño Nicolás. Lo de Anna Allen es tu LinkedIn con gente compartiendo artículos de Ciutadans sin miedo a que mermen sus expectativas laborales. Lo de Anna Allen es contar que eres social media strategist cuando vas a cenar en Nochebuena a casa de tus tíos de Guadalajara. Eres tú sacándote el First primero, el Advanced después y el Proficiency a modo de corolario, igual que Anna Allen fue primero a los Goya (si fue) y finalmente a los Oscar (si fue), pero contigo dejándote, ¿qué vale ya sacarte el póquer de títulos de inglés, 700 euros, o me quedo corta? Vamos, gastándote un dinero que no tienes sin cuestionarte por qué no lo tienes y por qué otros sí tienen un dinero que no necesitan. Somos cualquiera de nosotros moviendo un artículo por miedo a no cobrarlo si no tiene las suficientes visitas. Anna Allen soy yo dejándome los nervios durante dos años en un trabajo que terminé odiando solo para ocupar «espacios en blanco» en el CV y porque es «de mi sector». Es tu colega yéndose a escuchar a Zuckerberg y tuiteándolo, para que sepan que estoy donde hay que estar.

Lo de Anna Allen es lo de cualquiera de nosotros viviendo la vida que, a ojos de terceros siempre -y esta es un poco la movida- se supone que deberíamos de vivir para que vaya en consonancia con una serie de cosas que se atribuyen a nuestro rango laboral presente o al que esperamos obtener en el futuro: desde la casa que tenemos, pasando al gintonic que bebemos y finalizando con nuestra estructura familiar. Y esa vida se compone de lo que hacemos en el centro de trabajo -que en muchos casos es nuestra casa, no vaya la empresa a gastar de más en agua y luz, y encima puedes estar con tu bebé (con un ojo en el bebé y otro ojo en la pantalla y el oído pegado al teléfono que también pagas tú), sí, sí, todo ventajas-, a dónde vamos de vacaciones y las relaciones que establecemos a la salida de la oficina: el maldito AFTERWORKS. Pero sin beber mucho, que luego igual alguien se chiva de un comentario que hiciste sobre nosequién. No vayamos a salirnos de este Gran Hermano taaan agradable que nos mantiene ahí aferrados a una nómina de mierda, porque como esto es mejor que nada, pues…

Toda esta historia no es muy diferente de la del falso autónomo que reproduce la estructura que le jode vivo porque es lo que resuelve sus problemas a corto plazo impidiéndole atender sus necesidades (¡o deseos, qué coño, que no va a ser todo dedicarse a luchar por no vivir bajo un puente!) a medio y largo plazo. Es una constatación de cómo se han ido difuminando las fronteras entre lo íntimo (iba a decir personal, pero creo que me quedaría corta, y me refiero a esto) y lo laboral al albur del crecimiento -tanto en prestigio como en número, porque las nóminas no crecen- de las profesiones de calado artístico/intelectual/con una formación específica, en detrimento de aquellas con un componente más físico o que exigían poca o ninguna implicación emocional; por lo que era comprensible que si te pasabas ocho horas en una cadena de montaje te quisieras ir pitando, si podías, a menos dos minutos, en vez de a en punto, a tu casa. Pero hete aquí que la expansión en el acceso a la cultura y más años en la educación formal hacen que una parte creciente de la población pueda «liberarse» de los trabajos alienantes (que no desaparecen sino que se transfieren a otra parte de la población *invisibilizable*) para adquirir las herramientas de desempeño de otros más acordes con lo que debería ser una persona contemplada en todas sus dimensiones (más allá de su mera supervivencia), más ligados a su identidad o a sus gustos. Más «conformadores de sentido», por decirlo de un modo pedante. Y todo esto, ¿para qué? Pues para que acabemos yendo de COWORKATION, virgen santa. O sea, petando del todo la frontera personal laboral para que exista solo lo segundo. UN EXITAZO.

Que Anna Allen no estuvo en los Oscar, pero un poco sí. Y estos estaban en lo de Zuckerberg, pero más bien no #dondehayqueestar #networking

Que Anna Allen no estuvo en los Oscar, pero un poco sí. Y estos estaban en lo de Zuckerberg, pero más bien no #dondehayqueestar #networking

Claro, esto tiene una pequeña trampa: como se supone que el trabajo intelectual/artístico/»delonuestro» libera, gusta, tiene prestigio, conecta con nuestra visión del mundo, loquesea, parecemos dispuestos a hacer CUALQUIER COSA por mantenernos en el mundillo (TM), so pena de, al mínimo paso en falso, quedarnos fuera de él. El tema es que el peor paso posible, como en el caso que nos ocupa, no consiste en mentir: es mucho peor QUE NO SE SEPA LO QUE HAS HECHO. Mucho más estigma el paro que las mentiras. Con cada sector polarizándose a tope entre Annas Allenes y Penélopes Cruces y entre El Celler de Can Roca y la mítica área de servicio de Alfajarín, ahí, sin zonas Intertoto en las que puedas más o menos sobrevivir o establecer la gradación acerca de cuánto quieres maximizar tu career/negocio/marca personal, te la tienes que jugar: o mientes y escarnio máximo o tocas el puto cielo con las yemas de los dedos. Lo que ha hecho Anna Allen es vivir a ojos de los demás, de los que mandan, porque ahora solo eso garantiza tu viabilidad laboral. Están desapareciendo los espacios intermedios, y no me refiero solo a los salarios. Que Anna Allen estaba mintiendo, pero sobre todo estaba «moviéndose». Que mires las BARBARIDADES que tienes puestas en el perfil de Infojobs, cielo santo.

¿Es postureo y de un ego de no te menees? Hombre, pues viendo el caracter sociopático de los que «lo petan» (TM), resulta que mentir y exagerar es una inversión absolutamente racional, así que solo hasta cierto punto -si te mueves en estos parámetros de valores, claro-. Si hubiera ido solo al Festival de Teatro de Mérida, le hubieran dicho que qué poco ambiciosa. Y me viene a la cabeza la peli de Jobs, en la que, si no recuerdo mal, aparte de que es la señora madre la que le prepara a la criatura la merienda para que siga dándole a los cacharritos, el chaval empieza a ganar pasta cuando MIENTE como un bellaco al amigo polaco (o con apellido polaco, no me acuerdo) acerca de cuánto les va a pagar uno de sus primeros clientes. Si no te pillan en el momento, y solo merced a una interpretación posterior, porque ya dice el refrán que una vez visto todo el mundo es listo; todo queda en una simpática anécdota que permitió construir un genio. O algo así.

Pero yo sigo pensando que cada vez más gente se da cuenta de que las inversiones iniciales que se le plantean en forma de creciente credencialismo que sirve para arreglarles la vida a terceros –las industrias del paro– (ponte tetas, aprende inglés, el carné, carrera tal pero ahora ya aquí no vale sino que en el extranjero…), mezcladas con ese mejunje del trabajo como definidor del sentido, junto con el photocall laboral de la disponibilidad y visibilidad infinitas; no sirven más que para detraer costes de los empleadores o empleados del rango superior haciendo que recaigan sobre los empleados, sobre todo los del rango inferior (Allen sería una suerte de *contratada en prácticas* dentro de su sector, no se le puede dar mucha más entidad, sería una especie de becaria del master de El País, entendiendo su master de El País -que ya ves tú- como su aparición en Cuéntame): nos la vuelven a colar. Antes el trabajo alienante era mera supervivencia y ahora, como «tiene sentido», ¿para qué coño te vamos a pagar? Vamos, que no pasa ni a garantizar la supervivencia. Eso es demasiado PROSAICO. No lo BANALICES. Estas máximas son las vigas maestras sobre las que se sustentan profesiones de amor, de vocacion, de soylomío24/7, como la de profesor universitario, cuyas vicisitudes y (posibles soluciones) cuenta aquí con mucha ternura Elena Fraj.  Porque ese péiper que escribes a medias pero que no firmas porque ahora no te interesa tener movidas con no sé quién también es Anna Allen, amigo profesor. Volviendo un segundo a los costes crecientes que los empleados tienen que efectuar para tratar de trabajar -manda huevos-, lo que mejor hace, a mi juicio, la actriz en esta historia es NO GASTARSE UN DURO.

No sé, hace treinta y nueve años se cargaron a cinco tíos en Vitoria por una cuestión laboral (entre otras cosas) y estamos ahora cobrando en visibilidad. En algo la hemos cagado. Centrándonos en el sector de Allen, en la TV movie de Telecinco sobre Rocío Dúrcal la pobre se llevaba bien de hostias de la policía y pasaba la noche en el calabozo por querer OH LOCURÓN cobrar las horas extras que hacía en el teatro y ponerse a vocear con un megáfono y una pancarta, cosa que a nadie se le ocurriría hoy en día porque te cierra puertas. Que critiquen lo de Anna Allen periodistas que hacen del peloteo hasta la náusea a políticos a los que detestan su forma de viabilidad profesional me deja totalmente KO.

Que sí, que los pliegues del vestido de Allen se ven ahumados en el montaje, pero que para humo, los cigarritos que yo me fumo y la vida profesional que todos y cada uno de nosotros edulcoramos cada vez que tenemos ocasión.

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Brasas del siglo XXI (III): La neolengua del paro

Llevo un tiempo defendiendo que nuestra nueva industria de aquí en adelante probablemente vaya a ser el paro mismo (y eso gestionado adecuadamente está bien, pero a los de siempre no les interesa porque necesitan el miedo para funcionar). Ya acostumbrados a eufemismos sobre todo en los ámbitos de las relaciones internacionales y el dinerito (daños colaterales, crecimiento negativo…), cuando la neolengua arrasa lo que vivimos en primera persona en vez de una zona desértica de Asia, pica más. Y debería parecer más identificable. Pero muchas veces la utiliza gente con un rotulito en la parte de abajo de la tele que dice «experto en ajfjfàojgaghaogfduj0a» y nos dejamos avasallar.

Cuando aparecen los resultados del CIS o la EPA o vemos programas INFECTOS como «Emprende», el lenguaje supuestamente técnico sirve en buena medida o para atribuir características inexistentes a productos o ideas -como la teletienda de madrugada, vaya-, cuando no para culpabilizar a las víctimas -esa madre que llega de trabajar en el anuncio de Cinfatós yéndosele la vida por la garganta y que vas a despertar a los niños y que yo creo que puedes aguantar un poquito más-. Aquí unos ejemplos:

-Efecto desánimo: Se utiliza cuando se alude al hecho de que el dato de paro registrado descienda. El Gobierno suele intentar colar lo de que esto ocurre porque hay más gente que vuelve a trabajar. Entonces viene un experto (TM) a decirnos la verdad: que esto no es así, y que ocurre más bien porque la gente o bien se ha marchado del país o porque, merced al «efecto desánimo», ha dejado de sellar la tarjeta del paro que hay que sellar cada tres meses y entonces dejan de constar en el registro. Utilizando la palabra desánimo se pone, por supuesto, el foco en el desempleado, que al llevar tres, cinco, años en paro, pues no está lo suficientemente ANIMADO (es que ya escribirlo da grima) de cara a continuar los procedimientos necesarios que presuntamente le llevarían a encontrar un nuevo empleo, entre ellos, claro está, sellar la tarjetita de los huevos.

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Más ANIMAOS que los de la rave de Benagéber.

Sin embargo, el número de empleos conseguidos a través de los servicios de empleo de las CCAA es irrisorio, y estas unidades están más obsesionadas con el control de lo que ellos llaman fraude (fraude es lo que nos pagan las empresas, no tratar de conseguir lo que necesitamos para vivir) que con su trabajo original, así que si estás pagando muchas prestaciones, yo igual me centraba en cuantificar cuánto pagan las empresas, no vaya a ser que las estéis subvencionando por pagar poco. Por ende, no es que para encontrar empleo haya que estar animado, sino que para pensar que eso puede hacerse sellando una tarjeta (sí, ya sé que el sellado va dentro de un procedimiento más amplio) es que hay que vivir en un mundo Disney. Por supuesto, esto hay quien lo presenta como una supuesta ineficacia de un servicio público y ya están al acecho de la gestión de las ofertas de empleo, caso de Fundación Adecco y demás rapiñadores de la necesidad: pero no, esto no es una dicotomía público-privado ni un tema de eficiencia. Es que da igual quién te asigne la oferta: el trabajo ya no saca de pobre y en nuestra mano está dar un giro a la situación para que se demuestre la inutilidad del empleo y emerja el trabajo real: que lleva toda la vida sin remunerarse.

Lo que el desempleado posiblemente haya entendido mejor que quienes nos explican las estadísticas (porque una cosa es padecer en primera persona una situación y otra que expliques lo que les pasa a otros, aunque tú jamás hayas pasado por ello en aras de una supuesta objetividad -LOL-) después de tres, cinco años en el paro, es que el modo de consecución de un empleo no pasa por sellar la tarjeta precisamente, y que toda la burocracia del paro es un mundo paralelo ilusorio en el que vas a cursos, te entregan papeles, en algunos momentos recibes algún dinero… pero a través del cual no se consigue trabajo (y por ende, las pelas, que es lo que necesitas). Se puede conseguir formación, que está bien para montarle el vídeo de su boda a tu prima Yoli, pero empleo y por ende, pelas, pues no. Otros (profesores, la tía de la ventanilla de Lanbide, los tíos que metieron mano en lo de los cursos de formación) se emplean (y ganan dinero, que es lo importante) a base de que tú sigas desempleado pero parezca que harías todo lo posible por encontrar un trabajo y adquieras unas habilidades de las que el empresauriado español no tiene ni la más remota idea de hacer uso, claro está.

Aquí, trabajando más y cobrando menos.

Aquí, trabajando más y cobrando menos.

Además, la burocracia del empleo se complica deliberadamente para que el desempleado falle y parezca que no tiene voluntad de encontrar trabajo (que para lo que pagan pues es completamente racional, lo de no tener voluntad digo, yo voy a currar no por voluntad, sino por necesidad), lo cual explican muy bien aquí. Todo eso va acompañado de los típicos comentarios de «PARA UNA COSA QUE TIENES QUE HACER CADA TRES MESES Y VAS Y SE TE OLVIDA», porque cuando estás en el paro (no digamos cuando cobras una prestación, como si no te la hubieran retenido de sueldos anteriores) viene de serie ese rotulito social en el que todos los aspectos de tu vida están totalmente supeditados a encontrar un trabajo y puedes olvidarte un día de recoger al niño en el colegio pero de sellar, uf, qué locura es esta, que te dejas lo importante.

Y esta sería un poco la movida de la industria del paro de la que hablaba arriba: un teatrillo en el que cada uno sabe muy bien qué papel le toca representar y en el que todos intuyen la inutilidad de lo que hacen pero, a la vez, no encuentran alternativa (y la parte burocrática está encantada de que no exista puesto que ellos comen de eso), pero las atalayas de la divulgación pueden impregnarlo todo de un supuesto DESÁNIMO. Claro.

-Expectativas frustradas: La joya de la corona del eufemismo y mi favorita sin dudar, porque no atañe al trabajo en particular, sino a todo un modelo de vida. Después de presentar durante décadas a la gente joven que vivía en casa de sus padres como personas que no sabían lavarse los calzoncillos (cierto), pero parecerles de lo más normal y deseable que luego se casaran e hipotecaran y en vez de su madre fuera su mujer la que les lavara los calzoncillos, ahora hemos pasado al retorcimiento de decir que si quieres tener tu propia vivienda (no necesariamente en propiedad) y formar una familia pero no puedes mantenerla porque no tienes trabajo (y por ende, pelas, que estoy yo muy alegremente aquí equiparando trabajo y pelas y muchas veces NO, así que dejémoslo en trabajo remunerado) es que TENÍAS UNAS EXPECTATIVAS MUALTAS QUE SE HAN FRUSTRAO, CHAVAL. Ah, vale.

A ver, si hubiéramos dicho en 1979 que quiero vivir en una okupa y tener cuatro hijos de cuatro padres me habrían mandado a los servicios sociales. Volvamos a 2015 y apostemos por algo más detodalavida, más de SIUTADANO PEDROSANCHISTA y que quiero mi casa y mi marío y mis dos niñosniñoyniña. Ah, pues ahora resulta que el medio para eso, que era currar, pues no nos da dinerito porque aquí no pagan ni las administraciones. En definitiva, que no es que haya expectativas frustradas y que la muchachada esté pidiendo tres ferraris y vivir en Pozuelo: hay, como en el caso del efecto desánimo, un foco en la víctima que se quería dar la gran vida o algo así. Amigos ANALISTAS, aquí no hay expectativas frustradas, aquí lo que hay son pymeros que no pagan porque en muchos casos sus empresas no generan un cagao pero se hacen la ilusión de que son EMPRESARIOS y creen parecerse más al de Mango que a sus propios empleados mientras el de Mango se descojona de la autoprecarización de gente como ellos, que es la que le sirve para seguir amasando pasta. En este país no es que distribuya mal: es que, de inicio se produce auténtica mierda enlatada, sobre todo en su sector llamado puntero. También pasa, y me dirijo ahora al alcalde de Málaga, que no es que nos demos duchas muy largas, sino que hay CERO EUROS para pagar agua. No hay hogares que gestionen mal el dinero: lo que ocurre a menudo son hogares con INGRESOS CERO. Y cuando los ingresos son CERO, el presupuesto a gestionar es CERO: no hay umbrales decisorios de ninguna clase, a no ser que nos pongamos cada uno un aljibe en casa, cosa que a mí me parecería bien (y cultivar, o el trueque… Si no tienes que ir a currar tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo). Pero que se lo ponga él primero en vez de cronometrarse las duchas. El IRPF de la nómina no me baja porque NO TENGO NÓMINA así que ME LA SUDA la última medida del PP.

En fin, que no hay expectativas frustradas: hay jefes que no pagan y ya está: gente que no paga porque no genera y gente que no paga porque puede permitirse el lujo de no redistribuir lo que sus trabajadores crean, puesto que no se les piden explicaciones; y hay trabajo que no es que no te saque de la pobreza, sino que directamente te sumerge en ella. «Es que si se va (inserte aquí nombre de multinacional de prestigio)…». Bueno, pues que se vayan. Que así no se frustra ninguna expectativa de trabajar para ellos. Todo ventajas para todos. Pleno desempleo. Claro que sí. No sé, sin ánimo de banalizar, es como si le preguntas a una mujer que a ver qué va a hacer ahora que su marido, que le pegaba, se marcha. Que de dónde va a sacar el dinero. O como si cuando abolieron la esclavitud un negro llorara diciendo que qué vamos a hacer ahora, que los blancos nos daban un sitio para dormir y todo.

-Desestacionalización: (lo que a mí me gusta llamar factor veranito o factor turrones). Hace unos días los Informativos de LaSexta hicieron una maravilloso grafiquito que hablaba de las recomendaciones del Ecofin para que bajara el paro y salió el rollo este de los refor de que habrá que elegir si mejorarles la vida a los temporales o empeorársela a los fijos para llegar a cierto equilibrio y que baje el paro y demás (hago un pequeño inciso para recordar que la legislación obliga a que vuestros contratos sean, de inicio, indefinidos, y que si no es así, si sois temporales o de obra, sois tan fraudulentos como Errejón). Bueno, pues al temporal lo pintaron vestido de camarero y al fijo con traje. La gente con traje es fija. El maximum descojono. Luego nos reiremos de que esta distinción tan de Pedro Tinder Sánchez entre la clase media y la clase trabajadora tenga éxito.

Pero a lo que voy, y lo que no se aborda es la naturaleza o las posibilidades vitales mismas del empleo temporal: solo se hace una zafia caricatura de lo que se supone empleo estacional, que como toda la hostelería consiste en joderte tú para que otros disfruten en la época del año en la que a ti también te gustaría disfrutar. Nadie aborda cómo se vive cuando sólo se puede obtener pasta durante, máximo, seis meses al año, ni tampoco de lo que suponen esos trabajos en cuanto a su contenido objetivo (las horas de recuperación física necesarias para poder seguir trabajando a menudo muy por encima de las ocho horas diarias de manera presuntamente libre porque solo puedes trabajar la mitad del año). Nadie aborda lo que supone construir un país en su mayoría a base de este tipo de trabajos, pero sin embargo, y como salida personal a eso, se nos presenta la SUPERSOLUCIÓN, LAS AGUAS DEL NILO SE ABREN AL PASO DE LOS TRAJES QUE DENOTAN EMPLEOS ESTABLES y nos dicen que con que el empleo sea «de calidad» ya está TODO ARREGLAO. Empleo de calidad no hay porque todo lo que sea vender tu tiempo a cambio de lo mínimo que necesitas para vivir (y muchas veces sin cobrar ese mínimo), es malo, en todo caso hay empleo que proporciona unos ingresos lo suficientemente regulares para el pago de esos mínimos. Quizá el problema no es cuánto de estacionales, ni siquiera cuánto de serviles o cuánto de desgaste físico hay en los trabajos. El problema es que sigan existiendo y sobre todo, que sigamos subvencionando a los entes que los perpetúan: las empresas.

-Movilidad interna: Ah, qué bonitos tiempos aquellos, allá por 2011 (qué año más malo, copón), cuando los prototertulianos nos comentaban aquello de que había mucho paro porque la gente se hipotecaba y eso implicaba que se ataran de por vida a un sitio en el que a lo mejor no encontraban un empleo y qué decisiones más malas toma la gente y les desahucian porque es que firman unas hipotecas leoninas y ahora resulta que en 2014 ya la mitad de los desahucios son por impago pero del alquiler. Así que UNA VEZ MÁS el problema es NO PELAS, no la ignorancia del personal, porque poner el foco en la ignorancia del personal relaja mucho y hace que uno se sienta más listo y más guapo, pero sencillamente no se corresponde con la realidad, pero claro, cuán fácil es poner ahí el dedo en la llaga en el chaval que se parece a ti antes que en el empresario que quizá, y por los azares que sean de la vida, podría acabar empleándote a ti. Que se sientan cómodos, claro.

Pues resulta que la semana pasada alguno se quedó picueto porque, ohdiossanto, en esta situación económica tan fea que tenemos, la movilidad interna (que consiste en irte a un sitio en el que no quieres vivir solo porque allí presuntamente comprarían tu tiempo -y digo presuntamente porque luego alguno ha llegado allí y no ha pasado eso y luego vienen los listopanes y en vez de poner el foco en el timador lo ponen en la víctima como hacen siempre y le dicen que cómo se confió y si no se llega a haber ido le hubieran dicho que es que era un vago RESPIRO-) resulta que HA BAJADO. Tíos: somos unos poco ambiciosos. ¿Os podéis creer que no vayamos a Madrí a currar por 600 euros, que estamos tardando ya en reservar el billete en el Alsa para currar ocho horas, pagar mínimo 300 euros más los gastos por una habitación, dejarte del orden de 60 euros al mes en transporte y quedarte con lo restante para malvivir; y prefiramos quedarnos con nuestras familias en ciudades en las que nos gusta vivir? ¡Hay que ver que la muchachada prefiera dormir en su cama a dormir bajo un puente, pero qué caprichos! Es que te lo explican hasta ANDY Y LUCAS, sí, esos que os descojonábais porque dijeron lo de que a ver por qué no se imprimía más dinero para salir de la crisis (ni que aquí el personal pagara las cosas con cheques, no te jode), en esta canción dicen «sé de amigos que se marcharon de él POR CULPA del trabajo». No dicen «sé de amigos que se marcharon de él para ampliar su movilidad interna y explorar nuevos horizontes laborales». Dicen POR CULPA DE.

Además en esta expresión de «movilidad interna» ya con lo de «movilidad» se denota como una cierta «predisposición a la acción» por decirlo de alguna manera, por lo tanto puede que te arruines o que no comas a diario -da igual porque luego puedes hacerte famosx y vender un pasado de penurias rollo american dream-, pero ahí han estado TU COÑO y tu PROACTIVIDAD, Marijose. Y si te sale bien los de siempre te dirán que fuiste un visionario en tiempos difíciles. Y si no, pues te dirán que mira qué IMPRUDENTE y qué EXPECTATIVAS TAN ALTAS y qué CUENTO DE LA LECHERA te montaste.

«Mejor esto que nada»: Entiendo que «esto» es un trabajo remunerado (y en remunerado entra desde 0,01 céntimos a lo que sea que gane la persona del mundo que más gane haciendo trabajo efectivo -porque ya sabemos que la gente que gana mucho dinero no lo hace a base de trabajar, vamos, que no lo «gana»). Hasta ahí, correcto. Pero, ¿qué es «nada»? ¿Es acaso nada todo lo que potencialmente podría hacerse durante el tiempo en el que estás en tu puesto de trabajo? ¿Debería algo así ser llamado «nada»? Porque yo creo que no. El lenguaje es importante.

«Si no vienes tú, lo hará otro»: Me sorprende que esta expresión siga teniendo tanto predicamento y sobre todo que todavía tenga de hecho bastante influencia en sus receptores. Es que no entiendo el poder coercitivo, o sugestivo, o yo qué sé qué coño, de esa frase. «Te doy 300 euros y más vale que los cojas porque si no los coges tú los cogerá otro». De verdad que no entiendo qué autoridad tiene una persona que te ofrece trabajar para él por ese dinero para encima ponerse gallito. A ver: si me lo dice poniéndome una pistola en la sien, pues ya sí: le beso los pies a su señora también si quiere. Pero en realidad, ¿qué respuesta hay más adecuada a esa proposición que: «bueno, pues que lo haga otro?». Más ninis y menos emprendedores. PARFAVART.

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10 cosas que han hecho de 2014 un año, en general, bueno

Para evitar txapas como la del pasado año (y porque he perdido un poco esa verborrea que me caracterizó una vez pero creo que ha sido para BIEN), hago mi particular resumen de 2014 en forma de TOP 10.

10. «Tania Tank», el disco en solitario de Tania de Sousa

Entre Tania González (que @Pozuelen es fan), Tania Sánchez (aka Taniemos) y Tania de Sousa, vamos a tener que declarar 2014 el Taniaño. Por fin algo fresquito en la música en euskera. Ya lo dice ella: «Para mí no hay estilos, sino canciones».

9. Mundaka meets Teruel

Otra de las cosas que han estado muy OK #OK de 2014 ha sido que voy a terminar el año sin haber cogido un puto avión (el avión no me molesta, lo que me da asco es el aeropuerto, aunque también tiendo a asociar fuerte avión a trabajo y a «tengocuatrodíasparairmeaunsitiolejanoenunpuenteytengoqueaprovecharcadaminuto
porqueluegotengoquevolveramitrabajoquemedamuchoasco», esto es, con no disponer del tiempo que quisiera, por eso lo odio). En cambio, me he hecho muy adicta al EuskoTren y así por fin he ido a Urdaibai (eso sí, comiéndome un puto transbordo de una hora en LEMOA, que no se podía haber puesto el transbordo en un pueblo más puto feo e insustancial). Dejando al lado las denominaciones oficialistas rollo Reserva de la Biosfera y demás, es una marisma bastante chula que tiene el componente de emoción de que no sabes si vas a tener playa o no ese día, o qué va a pasar en el rato que estés tú allí. Mundaka ha hecho fortuna en el mundillo surfero -que odio- como el sitio con la mejor ola izquierda del mundo, y está la movida de que se cruza la típica gente mayor de pueblo con los surferos venidos de nosecuántaspartesdelmundo, así que no sé si es una coexistencia pacífica y de «diversidad» o la típica neoconolización de cara amable (de la que hablaremos más adelante).

urdaibai1Luego también gracias a Bilman Bus (que algo mejores que los cabrones de Alsa igual ya son), he estado en Teruel. Hace unos años tuvimos una idea con dos amigas de poner un café teatro allí pero luego nos dimos cuenta de que ya había uno  o de retirarnos allí a no hacer nada porque 1) es barato 2) se come bien 3) la gente no se da de hostias por ir, lo cual facilita las dos anteriores y que puedas callejear tranquilamente sin miedo a que te venga un pollopera a venderte «»»packs de experiencias«»» y muvis raras. Muy fan de Teruel y de que te dé el frío en la carita.

teruel

Las escaleras estas están to guays.

No al aprovechamiento desesperado del tiempo para irse a tomar por al culo y encima pagar un pastizal y sí al turismo de proximidad un miércoles de noviembre.

8. La entrevista en El Confidencial a Ciclos Iturgaiz

ciclos

Los tags ya son sublimes: «terrorismo, música, música española, punk». He llorado mucho de risa leyéndola y me encanta la desacralización de Muguruza (que ya cansa, y por fin alguien lo dice) y lo de los restaurantes. De verdad: leedla. Me da mucha pena, es tristísimo, que el adiós de Ciclos venga motivado por (oh, qué raro), temas laborales:

La de veces que hemos pensado, ya que uno de nosotros es profesor con niños y niñas y el otro, además de trabajador, es miembro de un comité de empresa… que las madres y padres nos ven en un vídeo y dicen joder, ¿tengo que confiar a mi hija a ese pedófilo que habla de Hannah Montana? O que tienes que intervenir en una asamblea de 1.000 trabajadores y trabajadoras y negociar un convenio… ¿Oiga pero ese tío de las canciones chungas nos va a defender delante de la patronal?

7. Pasión y muerte de Iosu Expósito, de Beñat Arginzoniz

iosuMe leí el libro en pocas horas, de una vez, y creo que aunque no seas un eskorbutero pata negra, cuando lo terminas, acabas sintiendo una gran paz con el mundo. Pena (la pena que se te queda cuando se te va la mejor gente), pero también mucha paz. Es entrañable, y los cómics que lo acompañan, necesarios. Aquí una entrevista con el autor.

Da igual lo que me pase o lo que pase: con Eskorbuto siempre tendré la sensación, hasta que me muera, de que lo que dicen -y lo que hicieron- tiene sentido y sigue en vigor. Y eso en la era vendehumos para mí es capital (no de pasta, sino del otro, del importante).

6. Esta pintada en el frontón de mi barrio

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Igual se ve un poco mal, que se les estaba gastando el esprai a los txabales, pero pone «Amanecer dorado».

5. La acuñación del término «cosmopolitismo paleto» (o «gentrificación del paletismo», en feliz expresión de una amiga de este blog) y el desarrollo de una cierta literatura informal con respecto a la noción de «expat».

Me encantan todas las ideas que lanza Mercedes Cebrián en esta entrevista, y este artículo acerca de las implicaciones lingüístico-eufemísticas de lo ahora denominado expat también (este comentario me hace quitarmeelsombrerototalmente).

https://twitter.com/Twit_terrorist/status/516514121123397632

https://twitter.com/PixelRobot/status/546455673647927297

https://twitter.com/MargaretCastor/status/546761186906488832

https://twitter.com/ninjadelfav/status/546662548138098688/

cebrianTirando un poco de la manta de la famosa campaña de la juventud exiliada por parte de Juventud sin futuro, se puede decir que exilio también era lo de Estoril, y sin que se haya ido a la que a mí me parece la matriz del debate (¿dónde terminan las causas económicas y empiezan las causas políticas de los movimientos migratorios, o siquiera se puedan disociar?), sí parece que la elección por parte de un determinado perfil, marcadamente universitario, de la terminología del «exilio económico» -que al menos sugiere que no hay voluntariedad en la migración y le da un cariz político innegable, porque lo tiene-, cuando no la más repelente «expat» -que directamente lo pinta como oportunidad MIRAMARIJOSE, QUE MI NIÑO SA SACAO EL TEFEL- en lugar de la que une, esto es, la identidad migrante, no es inocente. Está deliberadamente hecha para que pensemos que son determinados «perfiles profesionales» los que no se deberían marchar: no porque sean personas, no porque tengan unos anhelos, no porque se los separe de ciertos hábitos que dan sentido a sus vidas. Si tiráramos por ese hilo, nadie que no lo desee debería irse. Pero la exaltación del perfil socioprofesional mediante la neolengua gusta de argumentos economicistas (los formamos aquí para que luego su «talento» (TM) se lo quede una universidad -sí, siempre es una universidad- de no sé dónde) para restringir a un solo ámbito lo indeseable de las migraciones: solamente deberíamos preocuparnos de que se trunque un proyecto de vida si hablamos de alguien con estudios superiores, y solamente hay un plus de drama si esa persona con estudios superiores hace un trabajo de esos que se denominan «por debajo de su cualificación» en el país receptor.
Y luego está la contraparte: parece que, además de todo eso, quienes se quedan serían lo desechable, lo que si pudiéramos echaríamos a patadas del país. No se dan cuenta de que PRECISAMENTE lo que se va es porque SE PUEDE ir, y que incluso a priori puede elegir entre jugar dos bazas distintas: la del perfeccionamiento profesional de una carrera que en España no puede desempeñar -por motivos políticos, no lo niego- y la de una suerte de autoprecarización en destino, y de cobertura de esos trabajos que se criticaban (no tanto los trabajos como a las personas «faltas de ambición» que los ejercían) cuando éramos ingenuos estudiantes de nosequé en el país de nacimiento. Por eso interesa entre ciertas clases decir que a lo que uno va a Londres es antes a perfeccionar el inglés que a fregar váteres: lo segundo es coyuntural. Si lo segundo fuera investigar sobre mitocondrias, sería algo central. En fin, ningún fenómeno social que no sirva para clasificar a la gente en función de su trabajo. Como si no fueran las tareas de hostelería, limpieza y servicios varios las que hacen posibles aquellas más prestigiosas. Y no solo es que las hacen posible: es que muchas veces los del prestigio no se saben hacer un huevo frito. Mujeres liberadas para sus carreras profesionales contratando au pairs de países del este anhelantes de aprender el idioma para volver y a su vez usar ese idioma para impulsar sus carreras profesionales y contratar entonces ellas au pairs de (inserte aquí el país emergente que toque). No son compartimentos estancos: el mercado laboral es todo uno.
Pero no, aquí solo migran los del tercer mundo, otros se «globalizan», «se les cura el nacionalismo viajando» (eso sí, con la pulserita de la rojigualda en la muñecaquenofalte), y otras mierdas. Pero incluso cuando vemos imágenes de la valla de Melilla no nos hacemos cargo de que a menudo quienes llegan hasta allí no son las clases bajas de sus países y que comparando estados se puede trazar un paralelismo socioformativo casi perfecto entre tú que estás en Londres y los de los CETIs, y que posiblemente lo único que os diferencia es la laxitud en la política de fronteras y que yo puedo tranquilamente escribir sobre los horrores de la gentrificación mientras gentrifico porque total no pasa nada (no me pasa a mí). Probablemente hay más drama horrible entre los que no tienen a dónde escapar.
Y sí, en 2015 seguiremos pintando la migración como una oportunidad de abrir la mente, cuando sabemos que tenemos Bruselas llena de mileuristas intentando entrar en instituciones compartiendo habitación con otros 12 si es menester y cuando sabemos también que la clave para ellos es relacionarse, sí, puede que con gente de otros países, otrasculturasytal, pero de similar -y si se puede un poco superior- perfil socioprofesionaleconómico, y que no sistematizan su situación como la de migrados a pesar de todo eso SIMPLEMENTE porque hay un señor turco que les pone kebabs y eso a priori parece bastante peor.
Si todo esto pudiera incardinarse dentro de un debate sobre la voluntariedad de nuestras acciones, sean dentro o fuera del país, tendríamos eso que a cierta gente no le interesa nada: que darnos cuenta de que el dinero que tengamos en la cartilla o la idea que tengamos de lo que nos puede pasar en los próximos cinco años, no determina ni el contenido objetivo de nuestros trabajos, ni mucho menos el subjetivo (vamos, que mucho menos dónde se desempeñan, ni para qué nos sirven en realidad), ni, por ende, si queremos siquiera trabajar.

Pero claro, para que eso no pase tenemos un montón de eufemismos.

4. El ascenso del Eibar

Es un poco Yastinbiber de Debabarrena (pero alicantino a la vez) y por eso me cae bien.

Es un poco Yastinbiber de Debabarrena (pero alicantino a la vez) y por eso me cae bien.

Como albentosista hasta la médula que me declaro (y fan de esas celebraciones de mierda que hace de los goles <3), me hizo mucha ilusión el ascenso del Eibar, a día de hoy club con DEUDA CERO y que sin embargo ha demostrado que hasta con las reglas de los malos pueden ganar (recuerdo un espich mío al respecto en Lavapiés bastante borracha sobre POR QUÉ es importante no lo que hace el Eibar sino el Eibar mismo). Que si el estadio es pequeño, que si te obligo a hacer una ampliación de capital mortalita porque si no te desciendo. Que si al final no solo la haces, sino que además implicas como a aproximadamente medio pueblo sin que tenga que venirte un jeque o un banco a arreglarte la movida (a poco más de un mes de esa ampliación de capital obligada incluso con deuda cero la cosa estaba muy chunga, y el supermillonario redentor parecía la opción más factible, aunque también la que nadie quería)… Un periplo.

Y nada, que novenos.

3. Jorge Moruno

El Coletas tiene a Jorge Moruno en la irrelevancia como representante de Podemos y esto me parece MUY MAL porque NECESITO que Jorge Moruno tenga la cartera de Trabajo y LO ABOLA de una vez. Hay un fragmento del Fort Apache de Renta básica vs. Trabajo garantizado que yo directamente es que lloro. PERO LLORO (atención a la cara de El Hermanísimo PARFAVART).

https://www.youtube.com/watch?v=9pD4dceiAws

Luego también Jorge Moruno tiene UN BLOG que también lloro con el head que tiene y encima lo empezó cuando estaba en el paro, como yo con DeC. Y también escribe en Público (pero ya más sobre Podemos y movidas). Y también va a sacar un libro de emprendedores que es que yo veo al txabal y me emociono completamente. Que lo manden a LaSexta noche y no me lo tengan en canales residuales.

2. Vivir en un palacete en Bergara y protestar contra la recogida de residuos Puerta a Puerta poniendo tu bolsa de basura en el balcón.

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Todo esto se entiendo mejor en este repor que os explica por qué los guipuzcoanos NOS QUEJAMOS, pero también animamos, reivindicamos, etc, en los balcones. Así en general.

1. El Príncipe (no Felipe, la serie)

Dejando a un lado mi vinculación personal con Ceuta y tolrollo y que ahora si me quedo sin pasta otra vez podré hacer un TOUR PRÍNCIPE rollo touroperadora enseñando el barrio a gente DE AQUÍ, DE MADRÍ, la niña Saryn y yo necesitamos que vuelva El Príncipe de inmediato. La única razón por la que quiero que empiece 2015 (aparte de largarme ya de aquí de una vez y en serio), es que comience ya, para seguir con mis conversaciones mierder, con mis sociologías de baratillo, explicaciones sobre estructuralismo gramsciano  y nuestros chateos locos durante la publicidad como si tuviéramos dieciséis años (o viendo el capítulo hasta las tres de la mañana en la web de Telecinco una vez vuelvo de currar). Esto que no me lo quiten, que me hunden, es que me hunden. Esto no #fatema. No.

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La «nueva economía» en una servilleta

servilleta

Subía hace unos días a Twitter @repollo_ esta miniatura de terrorismo laboral  servilleta donde lo de menos es que los miembros de un departamento determinado de dicha empresa se autodenominen «militantes» (en el sentido más soviético del término, además), y lo de más puede que sea todo el resto. Nunca una cosa tan pequeña y desechable nos había dado tantas pistas sobre el mercado del chantaje construido con base en el empleo, apuntalado simultáneamente con la conclusión de que existen valores superiores que obligan a que eso sea así y no pueda ser de otra manera.

Lo que el texto de la servilleta retrata es solo un juego ilusorio en el que el cliente, esgrimiendo una alta conciencia ecológica (porque, ¿quién discutiría el ecologismo a estas alturas? ¿Quién pondría en duda su bondad?) puede de primera mano abroncar al empleado que se excede en el número de servilletas que utiliza al disponer un servicio. La relación parece muy directa, lógica e incluso deseable para engrasar a diario la maquinaria que pone en funcionamiento el mundo en el que vivimos: un jefe, visionario, ecologista, que se hace cargo de una supuesta «nueva realidad empresarial coparticipada» (una especie remix de «el cliente tiene siempre la razón» pero inserto en una visión de los negocios más sofisticada y global), en la que arenga al cliente diciendo que su intervención es necesaria (bueno, lo que dice literalmente es «mírales mal», es decir, cuando entras en el establecimiento no has solo de consumir, has de educar), para asegurar una sostenibilidad y que, irremediablemente, pasa por afear al trabajador. Porque un valor como la ecología, una servilleta más o una servilleta menos, está por encima de todo. O eso parece. Y además necesitamos tu participación para que esto siga funcionando. Cliente: eres empresa.

¿Qué está mal aquí? Sin entrar a valorar otras cualidades de estos establecimientos como que en ellos no pagamos demasiado precisamente porque les ahorramos muchísimo trabajo aunque sí paguemos lo suficiente como para que las ganancias de sus cúpulas milmultipliquen las de sus empleados; podemos congratularnos de que al menos el tipo de relación que establecen las «instrucciones» de la servilleta deje a las claras que el currela es el último mono, ahorrándonos la habitual dopamina de SOMOS TEAM: al fin y al cabo son dos contra uno, y cliente y empresario parecen situarse en un mismo polo. Me recuerda un poco al emprendimiento, a ese «tú puedes ser uno de los nuestros», a esa anulación de la lucha de clases cuando trabajador y empleador son la misma persona. Pero sobre todo, este nuevo estilo de management consigue la cuadratura del círculo: disolver esas órdenes que antes daban los jefes de viva voz dentro de una amalgama de responsabilidad social corporativa para que parezca que tales órdenes son cosa del pasado, y que ahora las da «el cliente», no el jefe, sino el llamado «lado de la demanda» (es un vocabulario que ya utilizan personajes como Juan Roig, el de Mercadona), aderezado con unas gotitas de conciencia social, con enfoques supuestamente «neutrales» y «de sentido común» (TM) sobre cosas que nos afectan a todos, caso del cuidado del planeta. Parece que el jefe desaparece, o que no chilla -porque el del evil eye es el cliente, y si te mira mal, con lo que te quedas es que si te echan a la calle es por «deseo del cliente»-, o que transfiere su responsabilidad a otro montándonos sofismas. No está encima constantemente, dependiendo del tamaño de la empresa a veces no sabemos ni quién es, pero gana más que nunca, y más en una cadena como la que nos ocupa, Pret a Manger, que en su web se jacta de pagar a sus empleados «lo máximo que nos podemos PERMITIR, no lo mínimo a lo QUE ESTAMOS OBLIGADOS». Descontando que quizá hay que subir un poco los sueldos para poder competir por trabajadores baratos en sitios como Londres (nunca creación de riqueza, siempre administración de miseria), realmente una cosa y otra son exactamente lo mismo.

Si la ecología estuviera por encima de todo, pues Pret a Manger directamente no existiría. Por muy handmade y ecológica y sustainable y tal pascual que parezca la propuesta de esta cadena, al igual que un porcentaje altísimo de los consumos que hacemos de cafés y tentempiés varios a lo largo de nuestra jornada o laboral o de búsqueda de empleo o de tránsito a algún lugar (para ir a comprar más cosas), se basa en la rapidez, la irracionalidad, las prisas y la satisfacción inmediata porque hoy tengo mucha tarea y no puedo ni perder el tiempo ni ponerme a comparar precios. Por supuesto, como el señor este de la manzana que murió por temas magufos, ellos te dirán que satisfacen una necesidad que TIENES pero que tú aún NO LO SABES (solo por este trato que se hace de auténtico gilipollas al consumidor, cuando en realidad lo que tiene es prisa, habría que reconsiderar un poco la vida que llevamos. Si apuramos un poco se parece tanto a ese «tonta, tú dices que no, pero sí que te gusta». Tú déjame a mí). No, definitivamente estos establecimientos no nos solucionan la vida ni respetan el planeta, así seamos sus clientes o sus trabajadores. De hecho, a veces esa irracionalidad y satisfacciones rápidas, ese correr para todo, ese trabajo basura (pero por lo menos tienes trabajo), acaba muy mal (morir en una siestas entre cuatro trabajos para poder comprarte un coche para poder ir a cuatro trabajos. Las tazas de papel, los cubiertos de plásticos, los millones de envoltorios… Pero cuida cuántas servilletas entregas, cuidado).

¿Y por qué seguimos con esto y no nos suena la campanita de alerta en el cerebro a la primera? Tragamos porque en el mundo flexible podemos ejercer durante un mismo día las tres categorías, quizá no siempre en la esfera laboral, pero sí en otras. Puedes ser ese empleado puteado al que un cliente mira mal porque le ha dado seis servilletas en vez de tres pero llegar a tu casa y exigirle a tu mujer que te haga la cena, o salir del establecimiento en el que trabajas y convertirte en cliente de otro: el control, como comentaba antes, lo ejercemos entre puteados, por mucho que ambas personas que se encuentran delante y detrás del mostrador sean en los dos casos empleado y cliente en algún momento del día. El equilibrio de la situación se mantiene (entre otras muchas cosas entre las que destacaría el miedo, claro), porque igual que en ciertos momentos apenas podemos ser sujetos de decisión, sí que podemos «compensarlo» esgrimiendo ventajas en otro instante (es esta situación ventajosa la que el reformismo llama «meritocracia», una entelequia que hace que Benjamín Serra crea que ha firmado una especie de papel por el que por lo visto está totalmente incapacitado para limpiar váteres). Solo cuando percibimos que la situación de desventaja es global (clase+género+sexo+raza, u otro tipo de combinaciones), empieza a moverse algo. Digan lo que digan las servilletas o la RSC y por muy sutiles («es que claro, imagínate que todos empezáramos a repartir las servilletas a puñaos»… Cuando es el que tiene poder ejecutivo y decisorio el que hace otra clase de cosas a puñaos que no son precisamente desperdiciar servilletas se le llama «incentivos» para captar a «los mejores»), que parezcan los mecanismos de contención. Nos equivocamos de objetivo. La luna, las servilletas y el dedo.

Y así, con ese control entre puteados en el que quienes deciden de verdad parecen casi el espíritu santo, ocurren cosas como eso que me gusta llamar «la paradoja de Amancio Ortega» (que ya ocurre en Walmart y McDonald’s -leedlo please-), en la que de facto somos todos los que sufragamos sus bajos salarios, y que consiste en ser considerado un prohombre que dona millones a Cáritas, cuando ese dinero debería formar parte de los sueldos de sus trabajadores, a los que dada la «redistribución» que esta clase de señores hacen, no les queda otra que tirar de seguros estatales cuando no de caridad eclesiástica . «No pago sueldos porque me sale más a cuenta la caridad, que encima me desgrava» es la cara B de «para qué voy a estar encima de los curritos si ya puedo utilizar la exigencia del cliente como arma para poner y quitar personal lavándome yo las manos». Y esas consideraciones éticas… handmade, biodegradable, tuputamadre… La ética para los demás, por supuesto, jamás aplicada a uno, porque se lo pueden permitir. Porque les dejamos. Si alguien está en disposición de pedir a los demás sin que se le pida nada es exactamente ahí donde hay que golpear. Si la empresa considera ciertas cosas su «misión» es porque la clave está en otro sitio: en que desaparezcan.

 

 

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Cotillard, Pablemos y el trabajo como problema

Cualquier trabajo es mejor que ninguno.
Bill Clinton, 1998

El domingo se dio la feliz coincidencia de que cuando llegaba de ver en el cine ‘Dos días, una noche’, en La Sexta echaban el Salvados de Pablo Iglesias en Ecuador, en el que se desmenuzaba el famoso programa electoral que nadie dice conocer y por el cual media España duerme intranquila porque ES QUE NO SABEMOS LO QUE VAN A HACER Y A VER SI VA A VENIR MONEDERO A EXPROPIAR UNA CASA QUE NO TENGO.

En ‘Dos días, una noche’, Sandra (Marion Cotillard) trabaja en una empresa de paneles solares (sí, una empresa de esas con las que los consumidores nos quedamos tranquilos y decimos «eh, mira, estoy consumiendo una energía limpia» sin rascar mucho más). La dirección DECIDE (y pongo el verbo en mayúsculas por una razón) que los trabajadores ELIJAN si prefieren que Sandra siga trabajando con ellos o echarla pero recibir una paga extra de 1.000 euros. Primer cáncer del mercado laboral aquí: la dirección fijando términos de discusión artificiales, presentándolos como inevitables, para crear miedo y división: nivel avanzado y más sofisticado de echar la culpa a los inmigrantes porque se llevan las ayudas. Una especie de UKIP laboral. Tras descubrir que el encargao (no son encargados, son ENCARGAOS, la sal de la lumpenoligarquía, los conocéis y suelen ser mucho peores que los jefes de la estratosfera) metió miedo a algunos de los empleados diciendo que si no echan a Sandra total pueden echar a otro porque el trabajo se puede sacar adelante con una persona menos, y el despedido podría ser cualquiera de ellos, Sandra y otra empleada abordan al jefazo y dicen que les gustaría repetir la votación el lunes. Es viernes por la tarde. Su marido y sus hijos le ayudan a buscar las direcciones y teléfonos de los 16 compañeros a los que tiene que convencer para ir a visitarlos uno por uno y, cara a cara, tratar de que voten por ella. Si los coges uno por uno, esto lo sabemos mucho de cómo chantajean las empresas, siempre es distinto de si los coges todos a la vez.

29972

La pena de paseíllo era esto.

A partir de aquí se suceden todas las situaciones de sidáncer laboral imaginables: mentalidad de grupo para disolver la responsabilidad (una responsabilidad que los trabajadores creen tener y no tienen, porque puede que elijan, pero seguro que no deciden) en vez de para atajar los problemas (la insistente pregunta cuando Cotillard aborda a sus compañeros de ¿pero y los demás qué van a hacer? y ¿quiénes van a votar por ti? -si vais a ver la película recomiendo que os fijéis en concreto en quiénes son los que finalmente votan por ella-) en aras de una especie de «bueno, en realidad no me mires a mí, esto es un poco una decisión de todos». Frases que directamente duelen: «Es que 1.000 euros es mucho dinero» (la película es belga, imaginaos qué son 1.000 euros en Bélgica y para quién eso es mucho dinero), «No, otra vez no» (en referencia a quedarse en el paro como EL GRAN PROBLEMA Y LA GRAN PESADILLA). «Quiero estar con vosotros y no sola en el paro» (algún día algún alma caritativa escribirá sobre cómo en la edad adulta el empleo nos priva sistemáticamente de espacios de sociabilidad ajenos a él, y cómo cuando perdemos un empleo lo único que hemos logrado articular son… cursillos para tratar de buscar otro empleo). Consideraciones sobre «rendimiento», un rendimiento determinado por inútiles como esos que se permiten «evaluar negativamente» a una peluquera de Marco Aldany aunque estén a las puertas de un despido simplemente por el placer de sentir que tienen poder en algo -de este sentimiento de poder respiran los ENCARGAOS y nos amargan la vida a los demás- aunque tu vida no la controles para nada…

Y la sensación que le queda a una es que no, que quien vota a favor de Cotillard no es el bueno ni quien vota en su contra el malo, de que Cotillard no tiene que «luchar por su empleo», como dice su marido al inicio del filme. Porque no saldrá victoriosa nunca en esos términos. Ir a ver uno a uno a tus compañeros de trabajo para poder pagar facturas no es ninguna clase ni de lucha ni de ejercicio de dignidad ni si no lo haces tienes que sentir ninguna derrota: la derrota está en que esa empresa siga abierta y no pase absolutamente nada e incluso esté socialmente bien vista -paneles solares, energías limpias contra los jeques malos del petróleo, uuuh-. Puede que Cotillard necesite dinero -más que dinero lo que necesitamos son instrumentos de autonomía, no necesariamente financieros-, pero no un trabajo, ni mucho menos ese trabajo, sobre todo NO ese trabajo. No hay violencia física apenas en la película, pero es difícil decir que la violencia no recorre el filme de cabo a rabo. En todo caso, ‘Dos días, una noche’ es extremadamente útil para desgranar el empleo como chantaje de supervivencia, y para ver cómo el trabajo enferma a las personas para luego echarles la culpa, exprimirlas, meterles miedo de modo aleatorio -otra buena peli al respecto es ‘Smoking room’– y amenazar con expulsarlas, para no ya no poderse permitir ir de vacaciones o un capricho, ni tener una casa -el chantaje de vivienda (la posibilidad de dormir en la calle) está estrechamente ligado al chantaje laboral, por eso el comemierda social queda desarmado cuando la idea de una crisis sobrevenida por culpa de familias que no pagan segundas residencias queda oculta por la realidad: familias desahuciadas por menos de tres mil cochinos euros o gente que no puede pagar un puto alquiler, una HABITACIÓN en alquiler-. Les amenaza con, al día siguiente, no tener calefacción, no tener luz, no poder bañar a sus hijos. 2014 y toleramos con naturalidad que la alimentación, la higiene, la salud o el no pasar frío dependan de un salario, e incluso exacerbamos la pátina religiosa del trabajo aupando a «creadores de empleo» (hoy en día los «creadores de empleo» son delincuentes o precarios) como a nuestros nuevos santos. Es una auténtica locura de la que nuestros hijos no sé, pero nuestros nietos se descojonarán igual que de que sigamos teniendo «novio» y cosas por el estilo.

Y sin embargo, dejamos al trabajo asalariado fuera de todo esquema de discusión. Parece algo emanado de la naturaleza. Y no lo es. Si se creó el término paro, se creó en relación al empleo asalariado (si tenéis que leer un link de aquí, que sea este). La lógica es sencilla: para que no haya paro, lo que no tiene es que haber trabajo.

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Quien dice fábricas dice Gran Vía 32 octava planta.

¿Y qué tiene que ver esto con Pablo Iglesias? ¿LO ESTÁS METIENDO CON CALZADOR PARA TENER MÁS VISITAS? Por la parte que me toca, he analizado tangencialmente en posts de aquí los problemas de ser un «asalariado» (bueno, lo de asalariado es un decir, porque muchas veces ni eso) en el mundo de la comunicación. El caso es que en un punto de la entrevista, Évole saca a colación una parte del programa electoral de Pablemos en el que señala que no dejaría más del 15% de concentración de la propiedad en sectores como los medios de comunicación (lo cual no es para nada el problema real, pero luego sigo con esto). Entonces empieza el rollo de bien nacidos es ser agradecidos y «qué harías tú sin mí». COMO SI TUVIERA ALGÚN TIPO DE RELACIÓN, Évole le recuerda a Pablemos la cantidad de minutos en prime time que generosamente y (con un par de huevos aquí el Follonero, que todo hay que decirlo) EN ARAS DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN le han dejado las teles privadas al Coleta, y Pablemos le torea bien diciendo que si no diera audiencia la cosa no sería igual. Una vez más, nos plantean un problema que no es el nuestro ni lo que nos interesa. ¿Podemos convenir que la concentración del poder decisorio, sea cual sea el ámbito del que hablemos, es algo negativo menos si eres un letizio creyente en la omnímoda visión de estado de los prohombres de la Transición? Sí, sin duda. Pero es que resulta que en la misma semana servidora se desayuna (vale, la noticia es anterior, pero yo me enteré la semana pasada) de que en el edificio de Gran Vía 32 de Cadena Ser si tiras una pared te encuentras a ochenta becarios montando cortes de voz para Aimar Bretos  y todavía Pepa Bueno tiene los SANTOS COJONES de hablar de parados mayores de 45 años como si no se hubiera ido en su empresa ninguno a la calle para meter «becarios vitalicios». Y entonces se da una cuenta de que esa pelea en los términos en los que la plantean Évole y Pablemos está muy alejada de la básica, de la radicalmente importante: una cosa es el contenido del trabajo (el desarrollo de unas funciones determinadas, la dimensión subjetiva en las que cosas como la libertad de expresión y su -aparente- relación con la concentración de la propiedad son relevantes para el ejercicio profesional y todo eso), y otra cosa que tiene bastante más relación, PERO BASTANTE MÁS, son las condiciones contractuales, llámemosle la «atmósfera» laboral. Como asalariados andamos, una vez más, sumidos en el clásico debate-trampa en la que no se atajan los problemas porque no podemos fijar los términos de la discusión. En una sociedad en la que la determinación de tu grado de autonomía está lamentablemente ligada al dinero, tu libertad viene dada en gran parte por la retribución que recibas de tu trabajo -y en muchos casos y en especial en la industria que nos ocupa eso no ocurre, tener una retribución, me refiero-. Y si el medio tiene CAPACIDAD DECISORIA, independientemente de la concentración de propiedad que este esgrima, no ya para que publiques lo que quieras, sino para que te vayas a la calle aunque hagas tu trabajo acorde a las directrices dadas, cumplas tu horario y etc., incluso sin denunciarles a la inspección de trabajo aunque sabes que deberías hacerlo pero tienes MIEDO a perder tu sustento, si decide -y esto es crucial-, no ya cuanto cobras, sino el mero hecho de si cobras o no; ya no estás en un ámbito de libertad (esos enteraos que afeaban a los empleados de Canal Nou cuando cerró echándoles en cara que si sabían que había manipulación que se hubieran ido del trabajo; y que en caso de haberse ido hubieran dicho que a quién se le ocurre dejar un empleo en los tiempos que corren, porque esos enteraos siempre ganan). La concentración da igual: puede ser del 90, del 15 o de uno a uno (un empleador para un empleado). El problema es estructural, no hay teclas que tocar: los cimientos ya están mal: el problema es la mera existencia de asalariados y empleadores: porque unos deciden, y los otros, como mucho, pueden elegir. Y me imagino al encargao de la SER diciéndole a Jesús Gallego, amargado porque sus redactores van a tener que cargar con el trabajo de los becarios que «OYE, GALLEGO, QUE PUEDES ELEGIR, QUE O LOS DE PLANTILLA O LOS BECARIOS». Y en aras de salvaguardar su empleo decir que bueno, que vale. Y a Jesús Gallego no verlo así porque «curro en lo que me gusta». Pero en frío, sí, tú también, Jesús Gallego: eliges, pero no decides un cagao. Y si mañana le piden que dé palmas con las orejas, darlas, porque hay seis millones de parados y un empleo no se puede dejar así como así, claro. Da igual el contenido, da igual si te tratan mal. ¿Te pegan? Peor es el INEM: está tipificado como EMPLEO y dejarlo en los tiempos que corren es UNA ABERRACIÓN. Y así es como operan: no ofrecen nada, no ofrecen ya ni dinero. Todo lo que pueden decir es un «podría ser peor». No, no vas al fondo: el problema no es la concentración o no, sino que uno tiene poder decisorio y otro renuncia a él para comer. Es trampa.

Con lo que quiero concluir, cosa que trato de transmitir a mi familia con poco éxito, es con que es la estructura misma del trabajo asalariado la que constituye un problema social. Decir otra cosa sería como, por ejemplo, tratar de aislar los casos de violencia de género de un contexto de machismo (y sí, la violencia laboral -porque vamos a dejarnos ya de chorradas y a considerar el trabajo asalariado como violencia, independientemente de que sus consecuencias como una baja remuneración, baja autoestima o dolor físico, terminen por realizarse o no; porque el caso es que PUEDEN, en origen, realizarse y se fían A LA BUENA FE del empleador sin mecanismos de control: al revés, se les dan incentivos para que tengan las mangas bien sueltas-) o hablar de manzanas podridas cuando es la propia operatividad del sistema la que se lubrica con la corrupción. Esto está minado de falsos dilemas: entre cobrar en nómina o en B, entre temporal y fijo, entre industrias limpias o sucias, empleos con un código claro de Responsabilidad Social Corporativa y otros sin él, multinacional o pyme, autónomo o asalariado, qué majas son las empresas que me dejan aplazar mi maternidad (bueno, igual te están ordeñando, pero EH)… Todo es trampa. No hay escenario bueno. Todo esto es «mi marido me pega lo normal». Nadie debería consentir que pasara como lógica una respuesta del tipo «en el trabajo ME TRATAN bien». Porque ese ME deja a las claras quién manda aquí. Y no deberías renunciar a ocho horas para… comer, y a veces ni eso. No, no y no. Y seguimos escribiendo y perdiendo la fuerza por la boca en vez de construir alternativas, pero hay veces que nos agotamos simplemente queriendo hacer ver el problema. Pero algo se recoge, de verdad.

Me daría por satisfecha si cuando salieran los próximos datos mensuales de paro o cuando saliera la EPA, una sola persona conviniera conmigo en que el problema no es el paro, sino que es el trabajo.

VLUU L100, M100  / Samsung L100, M100

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