Si prohibimos las puertas giratorias, ¿vamos a prohibir también las becas de La Caixa?

Vuelvo del verano y de unos días de duelo por el enlace de Alberto Garzón para hablaros de puertas giratorias. No, no estamos en 2012 (creo) ni yo acudiré el próximo fin de semana a Qué Tiempo Tan Feliz a cantar canciones de Karina (ojalá). Las puertas giratorias están dentro de ese puñado de cosas que, desde más o menos 2011 consideramos que están MU MALAMENTE junto con los desahucios, la currución (la puerta giratoria sería una subsección de la misma, aunque en medios se suele definir como currución el tema de meter la mano en la caja y darles algo a los coleguitas, siempre que ese movimiento no esté tipificado dentro de la legalidad vigente porque ya me diréis qué es un plan de empleo municipal sino sacar algo de pastuki para colocar a gente en paro y comprar su voluntad) y, desde que Albert Rivera llegó a nuestras vidas, que un presidente esté en el cargo más de ocho años *contiene fuertemente la risa*.

El peligro potencial de la puerta giratoria es que el tío o la tía que puede favorecer a una empresa determinada en el momento en el que curra en el sector público tenga luego como premio un carguito bastante bien remunerado en el sector privado, produciéndose un supuesto conflicto de interés. Lo jodido es eso: que no hay modo de prevenirlo y que te das cuenta cuando el exministro en cuestión ya ha hecho el transfer, como cuando Figo se piró al Madrid. No, si “les pagaran mejor en lo público” tampoco iban a dejar de hacer eso, porque además la formulación completa de la frase suele ser que “si les pagaran mejor en lo público *atención mofa* todo ese talento no se iría a la empresa privada”. Esto es mucho suponer, primero porque si la empresa privada tuviera algún talento real no estaría todo el día pidiendo ayuditas que si el PIVE que si tal, y porque los giratorios estos no son gente con talento, simplemente peña que estuvo situada en un plano en el que podía tomar una serie de decisiones. Con respecto al enunciante de esta maravilla de sentencia, que suele ser, de promedio, un gilipollas que lleva años dando vueltas para tratar de anidar en alguna administración o partido político, o saltando entre varios (y además son tan tontos que estamos todos viéndolo por Twitter), tampoco tienen talento alguno excepto, precisamente, hacer la pelota en Twitter, aunque diciendo estas frases de mierda se piensan que performan y ellos serán un día esos talentos requeridos por las grandes empresas. Que Marcos Benavent, el reconvertido yogui del caso Imelsa se convirtiera en un yonqui del dinero no tiene que ver con un quítame allá estos cien pavos que me hacen falta para la pagar la luz que con este sueldo de mierda que tengo porque estoy en lo público no llego, sino con querer vivir bien y tener un buen remanente ahí para comprar voluntades del personal. Por eso desde DeC llevamos años librando una batalla para que nos fijemos menos en cuál es el mínimo que una persona necesita para vivir y más en cuál es el máximo que estamos dispuestos a tolerar que una persona atesore. En Brasil no se ha hecho este ejercicio y está la cosa como está.

¿A dónde quiero ir a parar? Como decía, en el caso de la puerta giratoria, hasta que no se consuma el hecho del fichaje del cargo público no podemos saber qué va a hacer porque esto no es Minority Report. Sin embargo, hay un mecanismo muy habitual que suele pasar desapercibido y sobre el que hay muy poco cuestionamiento (vamos, se llega aquí a aplaudir como parte de la “responsabilidad social” *se hace un poco de pipí*). En vez de esperar al agradecimiento por los servicios prestados en forma de puesto ad hoc, las compañías han encontrado una forma mucho más efectiva de ganarse el favor no del tío que toma las decisiones que les afectan más directamente; sino del público general, comprando la voluntad A PRIORI, y en concreto me refiero a las políticas de becas de las entidades bancarias.

Confesiones sin Carlos Carnicero (chiste para gente ya mayor)

Bueno, la verdad es que hace ya muchos, muchos años, yo fui a una entrevista de estas (porque ya soy una persona mayor aunque mi desenfado y gracejo habituales lo oculten). Como podréis imaginar, no pasé la criba –afortunadamente- porque si no estaría en algún acto de networking, y me estoy comiendo un Maxibon, así que no. Se trata de procesos farragosos en sí mismos, quiero decir, todo el papeleo anterior está destinado a cribar agotando al personal porque, y yo ahora no lo entiendo siendo un poco más mayorcita; hay hostias para entrar (en un sitio que solo da pasta, encima a plazos y en el que no tienes ni paro, ni seguridad social ni nada, que en realidad es lo único importante de un curro). Sin embargo, al no haber técnicamente empleo (insisto, técnicamente, ya sabemos que sí lo hay pero que como en el entorno laboral simplemente las cosas se hacen porque se pueden hacer, y si una persona hace el trabajo de tres es porque al que así lo encarga no le supone ninguna consecuencia y sin embargo muchos beneficios al menos a corto plazo) y estar mal visto lo de no hacer nada; la gente echa el invierno-primavera que si sacándose el título de inglés, que si contactando a profesores de hace chorrocientos años para que le hagan una carta de recomendación (la parte en la que más apuro pasé, sin duda; el franquismo sociológico nuestro de cada día) e inventándose un proyecto de vida absurdo de aquí a diez años fingiendo que controla factores que en ningún caso podrá controlar. En la “carta de motivación” –es que ya te mofas con el nombre-, yo ponía que el voluntariado me parecía bien. Claro: entonces no sabía que el voluntariado se utilizaba para, entre otras cosas, poner la espada de Damocles sobre los parados o para limpiar la imagen de entidades como la propia Caixa. Mandé todo aquello, me llamaron para la entrevista presencial, me dediqué a ver El Programa de Ana Rosa en casa de mi amiga Lorena antes de ir al cásting este, y si tuviera que nombrar algún factor diferencial en mi caso era que sabía exactamente lo que NO quería hacer, así que contesté con mucha seguridad (y soy una persona bastante nerviosa). Me sugerían ir al extranjero o a Madrid o a Barcelona y yo decía que no me interesaba nada de eso, así que al final parecía que en vez de venderme yo como producto (atención marca personal), estaban tratando ellos de venderme las bondades de una educación bajo la tutela de La Caixa a mí.

La función secundaria es, en realidad, la principal

También si se echa un vistazo a las redes, hay una cantidad bastante apabullante de posts sobre qué hay que hacer para pasar el proceso, alguno bastante risas. El becario de La Caixa que se ha pasado el proceso es un poco el Mario Luna de la formación, un seductor científico educativo que da las técnicas de seducción a tribunales a otros pringaos. Me

Los Reyes, junto con el presidente de la Caixa y los becarios
Sofía disimulando perfecto (que va en el cargo) la puta gracia que le hacía ir a los actos con Juanki.

extraña la poca visión de negocio y que todavía no se hayan cascado un libro o unos cursitos presenciales bien cobrados sobre este particular. Vamos, que el banco pone en marcha la maquinaria de la industria del desempleo y el becario premiado es el reproductor de la dinámica, no hay más historia. Ya te han comprado y a partir de ahora va a ser muy difícil actuar en conciencia a no ser que rompas de cuajo con esa red, lo que se va convirtiendo más difícil a medida que pasan los años y vas atesorando experiencia que relacionas indirectamente con el hecho de que eres un “becario de La Caixa”. Desafortunadamente, esa presunta exclusividad es la piedra filosofal de muchos comportamientos sectarios, como ya saltara el caso del CREA de la Universidad de Barcelona, y que no son, en el mundo académico, una excepción sino la regla. Luego ya están los umbrales de tolerancia y cuánto le compensa a uno que le meen en la cara o que se descojonen en su jeta mientras lo marean haciendo informes que nadie lee (habitual en los partidos políticos para ir medrando). Igual no es talento y es solo obediencia, qué locura.

La clave es la enunciación. Si lo que hacen las entidades bancarias –desde cobrar comisiones abusivas, que si los desahucios, estafar ancianos, que si el armamento-, nos parece a priori mal; aquí tienes chaval unos billetes para que, aunque siga pareciéndote mal, te parezca un poco menos mal, e incluso de aquí a unos años, cuando vayas progresando en lo tuyo, todo eso te parezca incluso razonable. Se compra el presente para diseñar el futuro. Al fin y al cabo, a nadie le gusta pensar que recibe un estipendio de un mal sitio. Tan malos no serán si me premian a mí. Bueno, igual siguen siendo malos AUNQUE te premien a ti.

Tampoco es infrecuente que en aras de la ‘igualdad de oportunidades’ (TM) se busque a ciertos perfiles para hacerles la del sueño americano. Ya sabemos lo feíto que es contarles a los críos que gracias a su esfuerzo podrán salir de un entorno horrible (porque así nunca van a estudiar ni a hacer nada por gusto sino como huida, y les quitas lo mejor de lo que puede disfrutar un crío: de perder tiempo, de jugar, de la contemplación; obligándolo a ingresar en una maquinaria competitiva ‘porque tú vales mucho’). Como afirmaba arriba, estos sistemas aparte de tener la pátina de exclusividad, son una forma de trazar trayectoria de antemano. La Caixa ya pone, y perdónenme la expresión, los huevos en una única cesta por ti, jugando al todo o nada -si te sales de este círculo estás profesionalmente muerto-. No vas a hacer nada fuera de ese círculo (quitando igual ir a visitar a los yayos en verano), así que ellos te abren muchas puertas pero te ajustan -pagándote un ninerito- exactamente qué puertas quieren que se abran. Eso es lo que parece secundario (o ellos te venden como secundario), pero que en realidad es lo central: ahí está la inversión, mucho más que en “formación”. A más años metido en ese círculo, más difícil salir después. Puritito camino de servidumbre. Y es eso lo que se busca. Promocionamos a un individuo de un entorno x PRECISAMENTE para no tener que tocar el entorno X, del que saldrán algunos X más en los próximos años, a los cuales podremos dedicarnos a tratar como excepciones. Como los promocionamos nosotros, siempre estarán agradecidos.

Donde Luis y Pablo se encuentran

No quería dejar pasar esta ocasión para enlazar un post maravilloso de ese secundario de lujo de DeC que es Luis Garicano, comentándote lo que tienes que hacer para cursar un doctorado en LOS ESTATES. Hay una cosa muy buena en este señor, y es que sin querer es una persona criminalmente sincera. Si lees con un mínimo detenimiento muchas de las cosas que escribe o declara, queda meridianamente claro cuál es su visión del mundo y no hace ningún tipo de reinterpretación digerible del mundillo en el que se mueve. Por ejemplo, este parrafito me encanta.

garicano

Otra actitud habitual en los conseguidores de las tramas universitarias: narrar la

pablo
De preparao a preparao. ¡Y con Blesa!

explotación laboral como hazaña épica (que evidentemente no es). Saludamos desde aquí al coleguita al que su director de tesis le dijo que le regara las plantas de su casa. Nuestro Luigi se inventa una expresión (frontera del conocimiento), que no tiene otra finalidad que seguir la dinámica en la que entras: ¿que has estado puteado de jovencito? Pues la recompensa cuando te hagas mayor es sacudirte la humillación teniendo tus propios becarios, y para que ellos accedan te tienes que inventar una estructura narrativa, darle apariencia de historia que vale la pena, trascendencia, vamos, lo que han hecho las religiones toda la vida. Y encima tienen que pagar. Pero ya sabemos que queda muy bien decirle a la Tía Puri en nochebuena que estás EN JARVAR. Suena muy así aunque luego el contenido sea mierdoso, sobre todo, en este tipo de centros cuando eres una mujer.

mas cun

A lo cual sólo podemos contestar que:

 

Otro que cayó en esta estafa sin paliativos (y ahora vamos a ver las cifras, que te meas de la puta risa) fue Pablo Iglesias. Los de Periodista Digital dicen que ‘se dio la vida padre’ en Cambridge, pero la cosa es que la cuantía de la beca es irrisoria (algo más de 15.000 pavos para todo un curso académico, que en libras se queda en UNA PUTA BASURA y además ya sabéis que en DeC cualquier cosa por debajo de 2.000 euros por media jornada nos parece escaso, nos parece DE DESNUTRICIÓN), pero es que claro, era QUÉMBRICH amigas. No sé, a mí viene un banco y me dice que me va a dar dinero y ese dinero son solo 15.000 pavos y para eso me quedo currando en calzados Paco y la frontera del conocimiento ya la alcanzo en mi tiempo libre -otro timo de la carrera intelectual es que dejas de tener tiempo libre porque como tu identidad está tan intrínsecamente ligada a tu formación que te apasiona, todo lo que hagas, hasta sacarte un moco, ha de ser aprovechable para ella (jo, tía, pero QUÉMBRICH).

Y he puesto el ejemplo de las becas de La Caixa por ser el más popular, pero cuidadito también con los estados o con las organizaciones supraestatales y su uso de las becas como compra de voluntades por anticipado. Me refiero en concreto a las famosas Fulbright como modo de soft power yanqui/constitución apriorística de élites que no me pongan muchas pegas y me dejen montar aquí una colonia o las célebres becas Erasmus (no, no necesitamos ‘más Europa’ solo porque te hinchaste de follar en un intercambio en Alemania). Y es que ese es, no me canso de repetirlo, el objetivo PRINCIPAL de estas bolsitas económicas -porque la cuantía es ridícula-: que el hecho de vincular ciertas experiencias personales PREDISPONGA para asociarlas con ciertas medidas políticas. Como explica Asier Blas aquí tomando como ejemplo el Youth Program, ahora Erasmus +, existen casos en los que se pone dinero ya no para que haya estudios de por medio, sino para que estos chavales pasen igual una semana de mero intercambio cultural -lo que además en el caso de Ucrania supone que se les embolse, en algunos casos y trabajando para según qué organizaciones, dinero que duplica el salario medio de su país (aprovecho estas líneas para saludar a George Soros también)-. Son modos de atraerte para su proyecto -que claro, no será una cosa TAN MALA si me quieren a mí-: antes de que pienses mal, nosotros ponemos las condiciones para que pienses bien.

Epílogo: desde fuera

Anécdota muy tierna que me gusta mucho: un señor de 53 años les hace un owned a unos charlatanes psicólogos de prestigio sobre una supuesta fórmula matemática  de la felicidad. Evidentemente, no era un becario de La Caixa, y lo tiene muy claro en sus declaraciones:

” If you want to be a whistleblower you have to be prepared to lose your job. I’m able to do what I’m doing here because I’m nobody. I don’t have to keep any academics happy. I don’t have to think about the possible consequences of my actions for people I might admire personally who may have based their work on this and they end up looking silly. There are 160,000 psychologists in America and they’ve got mortgages. I’ve got the necessary degree of total independence”.

En fin, que lo que no puede ser es que lo que ex post se considera malo, ex ante se considere una “apuesta de futuro” y mierdas del palo. Por resumir: que si nos parece preocupante que se compre a la prensa mediante la publicidad institucional o las planas de grandes empresas, no entiendo que se siga contemplando este tipo de mecanismos como una “apuesta educativa”. No: es otra de esas cosas en las que hay que elegir si nadas a favor de obra o no. Eres muy bueno en lo tuyo, maybe, pero sobre todo, eres bueno para ellos. Y cuando se habla de los mejores, nunca se contesta a lo fundamental. Los mejores, ¿para quién?

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