Brasas del siglo XXI (III): La neolengua del paro

Llevo un tiempo defendiendo que nuestra nueva industria de aquí en adelante probablemente vaya a ser el paro mismo (y eso gestionado adecuadamente está bien, pero a los de siempre no les interesa porque necesitan el miedo para funcionar). Ya acostumbrados a eufemismos sobre todo en los ámbitos de las relaciones internacionales y el dinerito (daños colaterales, crecimiento negativo…), cuando la neolengua arrasa lo que vivimos en primera persona en vez de una zona desértica de Asia, pica más. Y debería parecer más identificable. Pero muchas veces la utiliza gente con un rotulito en la parte de abajo de la tele que dice “experto en ajfjfàojgaghaogfduj0a” y nos dejamos avasallar.

Cuando aparecen los resultados del CIS o la EPA o vemos programas INFECTOS como “Emprende”, el lenguaje supuestamente técnico sirve en buena medida o para atribuir características inexistentes a productos o ideas -como la teletienda de madrugada, vaya-, cuando no para culpabilizar a las víctimas -esa madre que llega de trabajar en el anuncio de Cinfatós yéndosele la vida por la garganta y que vas a despertar a los niños y que yo creo que puedes aguantar un poquito más-. Aquí unos ejemplos:

-Efecto desánimo: Se utiliza cuando se alude al hecho de que el dato de paro registrado descienda. El Gobierno suele intentar colar lo de que esto ocurre porque hay más gente que vuelve a trabajar. Entonces viene un experto (TM) a decirnos la verdad: que esto no es así, y que ocurre más bien porque la gente o bien se ha marchado del país o porque, merced al “efecto desánimo”, ha dejado de sellar la tarjeta del paro que hay que sellar cada tres meses y entonces dejan de constar en el registro. Utilizando la palabra desánimo se pone, por supuesto, el foco en el desempleado, que al llevar tres, cinco, años en paro, pues no está lo suficientemente ANIMADO (es que ya escribirlo da grima) de cara a continuar los procedimientos necesarios que presuntamente le llevarían a encontrar un nuevo empleo, entre ellos, claro está, sellar la tarjetita de los huevos.

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Más ANIMAOS que los de la rave de Benagéber.

Sin embargo, el número de empleos conseguidos a través de los servicios de empleo de las CCAA es irrisorio, y estas unidades están más obsesionadas con el control de lo que ellos llaman fraude (fraude es lo que nos pagan las empresas, no tratar de conseguir lo que necesitamos para vivir) que con su trabajo original, así que si estás pagando muchas prestaciones, yo igual me centraba en cuantificar cuánto pagan las empresas, no vaya a ser que las estéis subvencionando por pagar poco. Por ende, no es que para encontrar empleo haya que estar animado, sino que para pensar que eso puede hacerse sellando una tarjeta (sí, ya sé que el sellado va dentro de un procedimiento más amplio) es que hay que vivir en un mundo Disney. Por supuesto, esto hay quien lo presenta como una supuesta ineficacia de un servicio público y ya están al acecho de la gestión de las ofertas de empleo, caso de Fundación Adecco y demás rapiñadores de la necesidad: pero no, esto no es una dicotomía público-privado ni un tema de eficiencia. Es que da igual quién te asigne la oferta: el trabajo ya no saca de pobre y en nuestra mano está dar un giro a la situación para que se demuestre la inutilidad del empleo y emerja el trabajo real: que lleva toda la vida sin remunerarse.

Lo que el desempleado posiblemente haya entendido mejor que quienes nos explican las estadísticas (porque una cosa es padecer en primera persona una situación y otra que expliques lo que les pasa a otros, aunque tú jamás hayas pasado por ello en aras de una supuesta objetividad -LOL-) después de tres, cinco años en el paro, es que el modo de consecución de un empleo no pasa por sellar la tarjeta precisamente, y que toda la burocracia del paro es un mundo paralelo ilusorio en el que vas a cursos, te entregan papeles, en algunos momentos recibes algún dinero… pero a través del cual no se consigue trabajo (y por ende, las pelas, que es lo que necesitas). Se puede conseguir formación, que está bien para montarle el vídeo de su boda a tu prima Yoli, pero empleo y por ende, pelas, pues no. Otros (profesores, la tía de la ventanilla de Lanbide, los tíos que metieron mano en lo de los cursos de formación) se emplean (y ganan dinero, que es lo importante) a base de que tú sigas desempleado pero parezca que harías todo lo posible por encontrar un trabajo y adquieras unas habilidades de las que el empresauriado español no tiene ni la más remota idea de hacer uso, claro está.

Aquí, trabajando más y cobrando menos.
Aquí, trabajando más y cobrando menos.

Además, la burocracia del empleo se complica deliberadamente para que el desempleado falle y parezca que no tiene voluntad de encontrar trabajo (que para lo que pagan pues es completamente racional, lo de no tener voluntad digo, yo voy a currar no por voluntad, sino por necesidad), lo cual explican muy bien aquí. Todo eso va acompañado de los típicos comentarios de “PARA UNA COSA QUE TIENES QUE HACER CADA TRES MESES Y VAS Y SE TE OLVIDA”, porque cuando estás en el paro (no digamos cuando cobras una prestación, como si no te la hubieran retenido de sueldos anteriores) viene de serie ese rotulito social en el que todos los aspectos de tu vida están totalmente supeditados a encontrar un trabajo y puedes olvidarte un día de recoger al niño en el colegio pero de sellar, uf, qué locura es esta, que te dejas lo importante.

Y esta sería un poco la movida de la industria del paro de la que hablaba arriba: un teatrillo en el que cada uno sabe muy bien qué papel le toca representar y en el que todos intuyen la inutilidad de lo que hacen pero, a la vez, no encuentran alternativa (y la parte burocrática está encantada de que no exista puesto que ellos comen de eso), pero las atalayas de la divulgación pueden impregnarlo todo de un supuesto DESÁNIMO. Claro.

-Expectativas frustradas: La joya de la corona del eufemismo y mi favorita sin dudar, porque no atañe al trabajo en particular, sino a todo un modelo de vida. Después de presentar durante décadas a la gente joven que vivía en casa de sus padres como personas que no sabían lavarse los calzoncillos (cierto), pero parecerles de lo más normal y deseable que luego se casaran e hipotecaran y en vez de su madre fuera su mujer la que les lavara los calzoncillos, ahora hemos pasado al retorcimiento de decir que si quieres tener tu propia vivienda (no necesariamente en propiedad) y formar una familia pero no puedes mantenerla porque no tienes trabajo (y por ende, pelas, que estoy yo muy alegremente aquí equiparando trabajo y pelas y muchas veces NO, así que dejémoslo en trabajo remunerado) es que TENÍAS UNAS EXPECTATIVAS MUALTAS QUE SE HAN FRUSTRAO, CHAVAL. Ah, vale.

A ver, si hubiéramos dicho en 1979 que quiero vivir en una okupa y tener cuatro hijos de cuatro padres me habrían mandado a los servicios sociales. Volvamos a 2015 y apostemos por algo más detodalavida, más de SIUTADANO PEDROSANCHISTA y que quiero mi casa y mi marío y mis dos niñosniñoyniña. Ah, pues ahora resulta que el medio para eso, que era currar, pues no nos da dinerito porque aquí no pagan ni las administraciones. En definitiva, que no es que haya expectativas frustradas y que la muchachada esté pidiendo tres ferraris y vivir en Pozuelo: hay, como en el caso del efecto desánimo, un foco en la víctima que se quería dar la gran vida o algo así. Amigos ANALISTAS, aquí no hay expectativas frustradas, aquí lo que hay son pymeros que no pagan porque en muchos casos sus empresas no generan un cagao pero se hacen la ilusión de que son EMPRESARIOS y creen parecerse más al de Mango que a sus propios empleados mientras el de Mango se descojona de la autoprecarización de gente como ellos, que es la que le sirve para seguir amasando pasta. En este país no es que distribuya mal: es que, de inicio se produce auténtica mierda enlatada, sobre todo en su sector llamado puntero. También pasa, y me dirijo ahora al alcalde de Málaga, que no es que nos demos duchas muy largas, sino que hay CERO EUROS para pagar agua. No hay hogares que gestionen mal el dinero: lo que ocurre a menudo son hogares con INGRESOS CERO. Y cuando los ingresos son CERO, el presupuesto a gestionar es CERO: no hay umbrales decisorios de ninguna clase, a no ser que nos pongamos cada uno un aljibe en casa, cosa que a mí me parecería bien (y cultivar, o el trueque… Si no tienes que ir a currar tienes todo el tiempo del mundo para hacerlo). Pero que se lo ponga él primero en vez de cronometrarse las duchas. El IRPF de la nómina no me baja porque NO TENGO NÓMINA así que ME LA SUDA la última medida del PP.

En fin, que no hay expectativas frustradas: hay jefes que no pagan y ya está: gente que no paga porque no genera y gente que no paga porque puede permitirse el lujo de no redistribuir lo que sus trabajadores crean, puesto que no se les piden explicaciones; y hay trabajo que no es que no te saque de la pobreza, sino que directamente te sumerge en ella. “Es que si se va (inserte aquí nombre de multinacional de prestigio)…”. Bueno, pues que se vayan. Que así no se frustra ninguna expectativa de trabajar para ellos. Todo ventajas para todos. Pleno desempleo. Claro que sí. No sé, sin ánimo de banalizar, es como si le preguntas a una mujer que a ver qué va a hacer ahora que su marido, que le pegaba, se marcha. Que de dónde va a sacar el dinero. O como si cuando abolieron la esclavitud un negro llorara diciendo que qué vamos a hacer ahora, que los blancos nos daban un sitio para dormir y todo.

-Desestacionalización: (lo que a mí me gusta llamar factor veranito o factor turrones). Hace unos días los Informativos de LaSexta hicieron una maravilloso grafiquito que hablaba de las recomendaciones del Ecofin para que bajara el paro y salió el rollo este de los refor de que habrá que elegir si mejorarles la vida a los temporales o empeorársela a los fijos para llegar a cierto equilibrio y que baje el paro y demás (hago un pequeño inciso para recordar que la legislación obliga a que vuestros contratos sean, de inicio, indefinidos, y que si no es así, si sois temporales o de obra, sois tan fraudulentos como Errejón). Bueno, pues al temporal lo pintaron vestido de camarero y al fijo con traje. La gente con traje es fija. El maximum descojono. Luego nos reiremos de que esta distinción tan de Pedro Tinder Sánchez entre la clase media y la clase trabajadora tenga éxito.

Pero a lo que voy, y lo que no se aborda es la naturaleza o las posibilidades vitales mismas del empleo temporal: solo se hace una zafia caricatura de lo que se supone empleo estacional, que como toda la hostelería consiste en joderte tú para que otros disfruten en la época del año en la que a ti también te gustaría disfrutar. Nadie aborda cómo se vive cuando sólo se puede obtener pasta durante, máximo, seis meses al año, ni tampoco de lo que suponen esos trabajos en cuanto a su contenido objetivo (las horas de recuperación física necesarias para poder seguir trabajando a menudo muy por encima de las ocho horas diarias de manera presuntamente libre porque solo puedes trabajar la mitad del año). Nadie aborda lo que supone construir un país en su mayoría a base de este tipo de trabajos, pero sin embargo, y como salida personal a eso, se nos presenta la SUPERSOLUCIÓN, LAS AGUAS DEL NILO SE ABREN AL PASO DE LOS TRAJES QUE DENOTAN EMPLEOS ESTABLES y nos dicen que con que el empleo sea “de calidad” ya está TODO ARREGLAO. Empleo de calidad no hay porque todo lo que sea vender tu tiempo a cambio de lo mínimo que necesitas para vivir (y muchas veces sin cobrar ese mínimo), es malo, en todo caso hay empleo que proporciona unos ingresos lo suficientemente regulares para el pago de esos mínimos. Quizá el problema no es cuánto de estacionales, ni siquiera cuánto de serviles o cuánto de desgaste físico hay en los trabajos. El problema es que sigan existiendo y sobre todo, que sigamos subvencionando a los entes que los perpetúan: las empresas.

-Movilidad interna: Ah, qué bonitos tiempos aquellos, allá por 2011 (qué año más malo, copón), cuando los prototertulianos nos comentaban aquello de que había mucho paro porque la gente se hipotecaba y eso implicaba que se ataran de por vida a un sitio en el que a lo mejor no encontraban un empleo y qué decisiones más malas toma la gente y les desahucian porque es que firman unas hipotecas leoninas y ahora resulta que en 2014 ya la mitad de los desahucios son por impago pero del alquiler. Así que UNA VEZ MÁS el problema es NO PELAS, no la ignorancia del personal, porque poner el foco en la ignorancia del personal relaja mucho y hace que uno se sienta más listo y más guapo, pero sencillamente no se corresponde con la realidad, pero claro, cuán fácil es poner ahí el dedo en la llaga en el chaval que se parece a ti antes que en el empresario que quizá, y por los azares que sean de la vida, podría acabar empleándote a ti. Que se sientan cómodos, claro.

Pues resulta que la semana pasada alguno se quedó picueto porque, ohdiossanto, en esta situación económica tan fea que tenemos, la movilidad interna (que consiste en irte a un sitio en el que no quieres vivir solo porque allí presuntamente comprarían tu tiempo -y digo presuntamente porque luego alguno ha llegado allí y no ha pasado eso y luego vienen los listopanes y en vez de poner el foco en el timador lo ponen en la víctima como hacen siempre y le dicen que cómo se confió y si no se llega a haber ido le hubieran dicho que es que era un vago RESPIRO-) resulta que HA BAJADO. Tíos: somos unos poco ambiciosos. ¿Os podéis creer que no vayamos a Madrí a currar por 600 euros, que estamos tardando ya en reservar el billete en el Alsa para currar ocho horas, pagar mínimo 300 euros más los gastos por una habitación, dejarte del orden de 60 euros al mes en transporte y quedarte con lo restante para malvivir; y prefiramos quedarnos con nuestras familias en ciudades en las que nos gusta vivir? ¡Hay que ver que la muchachada prefiera dormir en su cama a dormir bajo un puente, pero qué caprichos! Es que te lo explican hasta ANDY Y LUCAS, sí, esos que os descojonábais porque dijeron lo de que a ver por qué no se imprimía más dinero para salir de la crisis (ni que aquí el personal pagara las cosas con cheques, no te jode), en esta canción dicen “sé de amigos que se marcharon de él POR CULPA del trabajo”. No dicen “sé de amigos que se marcharon de él para ampliar su movilidad interna y explorar nuevos horizontes laborales”. Dicen POR CULPA DE.

Además en esta expresión de “movilidad interna” ya con lo de “movilidad” se denota como una cierta “predisposición a la acción” por decirlo de alguna manera, por lo tanto puede que te arruines o que no comas a diario -da igual porque luego puedes hacerte famosx y vender un pasado de penurias rollo american dream-, pero ahí han estado TU COÑO y tu PROACTIVIDAD, Marijose. Y si te sale bien los de siempre te dirán que fuiste un visionario en tiempos difíciles. Y si no, pues te dirán que mira qué IMPRUDENTE y qué EXPECTATIVAS TAN ALTAS y qué CUENTO DE LA LECHERA te montaste.

“Mejor esto que nada”: Entiendo que “esto” es un trabajo remunerado (y en remunerado entra desde 0,01 céntimos a lo que sea que gane la persona del mundo que más gane haciendo trabajo efectivo -porque ya sabemos que la gente que gana mucho dinero no lo hace a base de trabajar, vamos, que no lo “gana”). Hasta ahí, correcto. Pero, ¿qué es “nada”? ¿Es acaso nada todo lo que potencialmente podría hacerse durante el tiempo en el que estás en tu puesto de trabajo? ¿Debería algo así ser llamado “nada”? Porque yo creo que no. El lenguaje es importante.

“Si no vienes tú, lo hará otro”: Me sorprende que esta expresión siga teniendo tanto predicamento y sobre todo que todavía tenga de hecho bastante influencia en sus receptores. Es que no entiendo el poder coercitivo, o sugestivo, o yo qué sé qué coño, de esa frase. “Te doy 300 euros y más vale que los cojas porque si no los coges tú los cogerá otro”. De verdad que no entiendo qué autoridad tiene una persona que te ofrece trabajar para él por ese dinero para encima ponerse gallito. A ver: si me lo dice poniéndome una pistola en la sien, pues ya sí: le beso los pies a su señora también si quiere. Pero en realidad, ¿qué respuesta hay más adecuada a esa proposición que: “bueno, pues que lo haga otro?”. Más ninis y menos emprendedores. PARFAVART.

One response to “Brasas del siglo XXI (III): La neolengua del paro

  1. Llevar traje es peor que ELPUTOCHE. Tiene un mantenimiento ALTÍSIMO, es incómodo y te deja estéril por el sobrecalentamiento que ocasiona en verano.
    Y somos igual de temporales, pero las empresas en las que la gente lleva traje tienden a tratarte como si tu vida fuese la del jefe (con su coche y su plaza de garaje para no mojarse, con su chacha que le plancha las camisas y con su hora y media de “descanso” a mediodía para comer la comida que le prepara la misma chacha).
    El próximo traje me lo compro de poliéster, para que pille tufillo RÁPIDO.

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