Lo de Lehman Brothers fue cosa mía
Se trata, como siempre, de resistir hasta que podamos exponer esta penuria en la peana del recuerdo y transformarlo en deseo, por extraño que ahora nos parezca. Entonces nos habremos salvado, aunque muchos estaremos criando malvas.
Félix de Azúa. El País, 19 de agosto de 2012
Yo también lo hice en 2007: viví por encima de mis posibilidades. Me compré un rizador de pestañas eléctrico que se me salía de presupuesto. Y bueno, luego cayó Lehman Brothers y todo eso –sí, hubo causalidad- y me sentí fatal. Al menos pude tirarlo a la basura y esconder la culpa. Bah, la verdad es que lo tiré porque era una puta mierda -¿quién nos defiende de los productos que no cumplen lo que prometen, y no me refiero a los anticelulíticos? Porque, joder, el factor ‘pestaña’ no creo que difiera muchísimo entre unas y otras personas en lo tocante al resultado de un rizador-. Y ahora estamos metidos en el marrón en el que estamos metidos. Por mi puto rizador.
Pero mis favoritos de esta crisis son la sección de gente que no es necesariamente millonaria pero que ve lo de pasarlas putas muy lejos. ¿Que se suicida un tío? Pues nada, algo habrá hecho. Habrá leído alguna cláusula mal. Es que a mí, como mi cuñado me hace la declaración de la renta y leo la prensa salmón y además me diplomé en Empresariales, nunca me va a pasar nada. La que está cayendo le está cayendo a los que ‘han vivido por encima de sus posibilidades’ o ‘no han asumido las consecuencias de sus actos’ ™. Y ya está. Ya estamos tranquilos. Luego también está la sección de tiesos que están tiesos porque son unos vagos. Veremos cuando la tiesa sea tu madre con su pensión de mierda, hombre hecho a ti mismo. Aunque fue la que te pagó la carrera y todo eso. O sea, que para cuando empezaste a hacerte a ti mismo igual tenías 24. Pero me parece bien que haya gente que aspire a ser como los 25 de este artículo. Pensarte ganador siempre y tal. Verlo es el inicio de serlo. Ahora, cuando no sea así, no quiero lloros.
Al final la sensación que tiene una es que aunque lo hagas ‘todo bien’, hay demasiados factores a controlar. Si eres de esos cracks que piensan que todavía puedes con ellos: enhorabuena. Espero que a tu jefe no deje de pagarle un proveedor y eso en última instancia te haga quedarte en la calle. Y no en la calle porque no podías pagar la letra de la hipoteca, porque tú eras listo y te fuiste de alquiler -ahora todo lo soluciona irse de alquiler. Para que tú alquiles tendrá que haber algún propietario, ¿no?- Con dos hijos. Porque igual no te podías permitir dos hijos, ¿eh, capullo? Esta sociedad ultrapensada me da asco y miedo a la vez. Me plantearía primero por qué un tío con una buena formación gana una puta mierda, antes de por qué tiene dos hijos. No un Ferrari. Dos hijos.
Pero claro, luego está la sección ventajista. La que aprovecha para escribir columnas dominicales por encargo de mala manera (Nachete, no entiendo a dónde quieres ir con esto, ponte el chándal) y decir que, si hay responsables, ellos lo son un poquito menos. Me pongo un avatar de luto por los deshaucios en Twitter y asunto arreglado. Ya nos enseñó Gaspi que con ‘estar cerca de’ los que sufren/los mineros/Palestina, etc, ya tenías el carnet de bueno, de no-responsable. Que luego puedes llevar el mismo tren de vida de un pez gordo, pero con que la forma, ergo, tus palabras, suenen bien, el marrón te lo quitas de encima.
Y no se equivoquen, que yo soy la primera que disfruta un poquito cuando pasan cosas como ésta. No tanto cuando pasa esto. Aunque de estas crisis están saliendo buenas historias. De las que sólo podemos disfrutar los que nos estamos librando. Por un lado, los que dicen que todo hay que controlarlo en nombre de la responsabilidad. Por el otro, los que dicen que no hay éxito sin riesgo. Ambos calentándote la cabeza.
Yo me estoy librando bastante de todo lo que está pasando. O CREO que me estoy librando. O igual era sólo que mis expectativas eran bajas y de perdedora y por eso nunca voy a ser de los 25 del artículo de ahí arriba. Es más: esta crisis ha sido mi billete para que no se me pusiera el culo fofo dentro de una redacción hasta el día del juicio y para hacer cosas cuyo tiempo consideraba pasado. Me gusta llamarlo ‘descumplir etapas’, que a lo mejor no es demasiado responsable tampoco, ¿eh?. Lo que me parece raro es que la gente nunca tuviera un plan B, una idea por si toda su vida salía un poco torcida. O ni siquiera eso, sino un deseo B. No sé, siempre he asumido que las 24 horas del día no dan de sí para hacer todo lo que te gustaría –que no necesariamente cuesta dinero-, y siempre que no estés extremadamente jodido hay un margen para la experimentación. Pero claro, yo TODAVÍA puedo decir esto. Porque me estoy librando. Y seguramente cada vez nos vayamos a ir librando menos. Y si vives en el 2ºC y la vecina del 2º A empieza a pasarlas putas, yo me pensaría las bravuconadas que suelto, de que a lo mejor estos cabrones se merecen lo que están pasando. Y sí, he cumplido mi parte del contrato social, y he ido a la universidad y he hecho un posgrado y he estado trabajando y también he disfrutado y he incurrido en excesos como comprarme rizadores de pestañas. Y hay gente que ha hecho exactamente lo mismo y no se está librando.
No hablo de premiar a los ¿irresponsables?, hablo de no penalizarlos tan duramente que se vean con la soga al cuello. Igual que no me parece muy justo que una entidad sea ‘tan grande que no pueda caer’ -les estás diciendo que crezcan lo suficiente para ser eximidos de responsabilidades, y ya está, entonces pueden ser todo lo irresponsables que les salga de la punta del cipote-. Y voy a otra cosa: a lo mejor gente a la que hemos llamado irresponsable con mucho amor, no tienen tanta cara de serlo. Qué digo cara: capacidad siquiera. Joder. Un vaso de leche. Tu puta BlackBerry. Ni punto de comparación.
No entiendo como hubo gente que se confió tanto cuando a este país le hemos visto las costuras todos los días de nuestra vida. Pero a veces es difícil salir de lo que a uno le rodea. ¿Es eso irresponsabilidad?
Lo que me genera la contradicción más amarga es el hecho de que para que una crisis sea catártica al modo que enuncia Einstein tiene que arrasar con casi todo. Y yo sí quiero que se lleve a gente por delante. Pero probablemente no sea la misma gente a la que se está llevando. No es tan malo que nos toque a la mayoría. El problema es que hay una minoría cada vez más grande que, inerme ante lo que ha hecho esa mayoría –vivimos en una sociedad, no en una economía-, se va a hundir sin remedio. Tu beca. Vale. Pero un vaso de leche.
PD: Mi próxima adquisición por encima de mis posibilidades va a ser un corrector antimanchas caro. Yo de vosotros iría sacando el dinero de las cartillas.