Kalimotxo Index
De revelación en revelación hasta la victoria final. El momento un poco desagradable de ver que lo que pensabas que era solo un proceso es, exactamente, la meta. Sobre todo desagradable en tanto en cuanto lo habías entendido TODO MAL. O sea, no hay un montón de tiendas de manicura o de yogur helado en las que las gentes de bien se gastan el ninerito y por eso no pueden pagar lo básico, qué va. Es justo al revés: no pueden comprar nada más, y compran eso (el ocio low cost que decíamos aquí, la estandarización de la mierda, en suma). “Qué crisis ni crisis si están los bares llenos”. Es justo al revés: si no puedo cambiar de coche, al menos me tomo unas cañas. Todo hacia abajo y sálvese quien pueda. El consumidor es el rey y todo eso, menos cuando no consume acorde a como alguna virreina cree que tiene que hacerlo la chusma. “A mí no me va a pasar. Ellos lo hacen mal”. El “algo habrán hecho” del siglo XXI. Hasta que pasa. Y entonces casi nadie se aplica sus propias prescripciones. Y entonces yo disfruto una barbaridad.
No, normalmente los procesos no compensan en el futuro. “De aquí extraí la lección tal”. No, no has extraído ninguna lección, solo has acomodado lo que pasó, eso que hiciste seguramente mal, o a regañadientes, a tu biografía e intentas justificar cosas que no han valido para nada. Una cosa es que compensen, otra cosa es querer, con calzador, que lo hagan. Y normalmente pasa lo segundo. El trabajito de verano que pagaba los gastos de la universidad deja de ser el camino a nada cuando, años después, es el único trabajo que existe. Sigues haciendo lo mismo no como transición hacia algo “superior” (ay cuando se roza lo de arriba y de repente, BUM, hay que bajar), sino que era exactamente eso a lo que ibas a llegar. No, todo lo que estás viviendo ahora no sirve “para algo más” (a no ser que creas en la vida eterna, aquí no gastamos de eso). No, hay muchas cosas que estás haciendo o porque las hacen los demás o porque es “lo normal” y “lo que hay que hacer”. No, no tienes convicciones. Y las convicciones que tienes seguramente ni te las puedes permitir. El adorno que quieras ponerle narrativamente hablando ya es cosa tuya, y te puede valer con tu madre, pero cada vez engañas menos. Y sobre todo es bastante importante que no te engañes tú. No, ese cursillo no vale para nada, solo para sacarte de la calle y que no te estés drogando. Solo para que no molestes.
Es como cuando ganas tu primer sueldo y crees que entras, flamante, en el mundo de los cubatas en copa de balón. Y de repente te echan. Y te pasas una buena temporada sin trabajar. Y hay que volver a aquello que era parte del camino “hacia arriba”: el kalimotxo. Y te das cuenta de que el kalimotxo no era una transición, un brebaje inmundo que “en el futuro, cuando me tome gin tonics con cosas flotando, me compensará”. No. Los cubatas eran una ilusión. Cuando estás a día 29 y quedan 5,63 euros en la cartera, el kalimotxo es el fin en sí mismo. El kalimotxo y la caridad -si el camarero es majo me pondrá un chorro de mora-. Las cosas no las consigue uno, la mora del kalimotxo no viene por méritos, viene por la piedad de otro. El kalimotxo no era el proceso, ni era el precio del proceso. Ni conducía a nada superior. El kalimotxo era la meta. Y vete acostumbrando, y haz que te guste con todas tus fuerzas, porque seguramente no vas a salir de ahí. Los que lo amábamos de antes vamos con ventaja, así que vete acostumbrando, porque en este país el ascensor social está estropeado, pero porque no baja lo suficiente, pero cuando baja los del primero nos lo pasamos muy bien, aunque el del sexto no se esperara jamás estar allí. Y tiene sus ventajas, muchas en realidad si dejas de escuchar a los demás y dejas de analizar las cosas desde un prisma tradicional. No hay meta, ya has llegado, no te agobies. Disfruta. Caminante, no hay cubata, se hace kalimotxo al andar.
Yo que tú empezaba a contar mi sueldo en kalimotxos. Porque la meta es esto. No hay nada que mejorar. No, no es temporal. Hazte a la idea. Porque puede ser lo único tuyo que tengas.
Esta canción y vídeo de Pablo Carbonell a mí me ha parecido grandísima: http://www.youtube.com/watch?v=OA-XjGfLBGs
CARBONELL PRESIDENTE.