Potitos
Que venga a salvarnos… Que me salve a mí primero
Los Planetas. Que no sea Kang, por favor.
– Pues Andrea está de ocho meses ya… El otro día le hicimos una fiesta sorpresa con un par de pruebas: la primera era ponerle fotos de nosotras, DE LA CUADRILLA, de cuando éramos txikis, y reconocer quién era cada una –oh, dios, una cuadrilla que NO se conoce desde que iba a la guardería, ¡MILAGRO! (perdón, perdón, ya le dejo seguir)-, y luego le hicimos otra vendándole los ojos y le dábamos a probar potitos y tenía que saber de qué sabor eran… Fue muchísimas risas.
– (…)
– A mí los potitos no me gustan, ¿eh? Pero bueno, eran marca Hero, que no eran de marca barata.
Noto algo rozándome en la parte superior del labio, ahí, donde Cindy Crawford tiene el lunar. Dejo mi enfrascadísima lectura de Eres el mejor Cienfuegos (gracias Ainhoa, no se me va a olvidar) aparcada, trazo con el anular hacia arriba para identificar la trayectoria, y sí, es una lágrima. Alegría y júbilo en mi interior porque NO ES UN MOCO y no te encuentras en una situación social incómoda. El jodido ‘podría ser peor’ que ha impedido y sigue impidiendo el avance de tantos grupos humanos. Y por qué mierdas estoy llorando yo ahora.
La respuesta inmediata es que no quiero seguir viviendo en un mundo en el que jugar a adivinar el sabor de potitos Hero y no de una marca barata #AlertaClaseMedia sea considerado “muchísimas risas” por un conjunto de gente, joder, el que sea. Pero hostias, tiene que haber algo más. Ahora la movida es ver CUÁNTO cuesta encontrarlo. Realmente no sé si el problema es que no quiero vivir en un mundo así, en el que haya un solo ser que vea diversión en esto o si lo que me atenaza es el miedo de PODER LLEGAR ALGÚN DÍA a ser así y que encima eso sea signo de felicidad y éxito e integración social o yo qué sé. Sentir asco + la potencialidad cada vez mayor de convertirte en eso que te da asco. El jodido ‘podría ser peor’. Podría ser como ellas. Otra vez. Y lo más groso: no saber qué alternativa es mejor que eso. No saber si existe. Qué haces cuando tienes que escoger algo y no te gusta nada y perder el tiempo ya no es una opción. A ver si estamos (estoy, estoy… Yo mayestático innecesario, perdón) pasando por ESTO, porque no tiene nombre, es ESTO, a secas, para ir a ningún lado, que empiezo a pensar que sí. Que no es la travesía del desierto ESTO. Que lo anterior era excepcional, y lo anterior a lo anterior también, y todo desde el 13 de octubre de 1984 hasta que empezó ESTO era anormalmente bueno. Y que esto es la verdad y que de aquí en adelante esto va a ser así. Y no va a ser así porque luego al final hay algo muy bueno y con un poco de suerte se vuelve al estado pre-ESTO. No, eso no va a volver. Ni nada que se le parezca tampoco. Y calcular. Y medir. Y por qué. Y dónde empezó. Y qué hacer. ¡Y QUÉ HICE! Y voy a matricularme de. Y voy a ver si me meto en. Y a ver si conozco a. Y para qué. Para nada.
Y la decepción. Y el miedo. Éstos sí que no son Guadianas.
Y sigo con Cienfuegos y me sonrío cuando veo pasajes del libro (fechado 2011) que coinciden en tiempo y forma con mi estancia en Barcelona. Y Barcelona siempre está ahí, en un callejón de la memoria, dispuesta a salir cuando no se la espera para echarte en cara lo poco que la disfrutaste. Pero no, más broncas y más escupirme en la jeta no, por favor. Y me dan ganas también de coger a Plasmariano de las solapas de esas AMERICANAS BAJONERAS que lleva y decirle que yo el lunes tenía que sellar el paro (sí, trabajo pero sello el paro, esos contratos kafkianos que te hacen preguntarte quién sale ganando con esto porque yo no, que sí, que no, que nunca te decides, que no te vamos a dar la tarjeta para entrar a la redacción, no vaya a ser que te sientas cómoda, así que llama al timbre) y que no, que no juego a esto más Mariano, que voy asimilando que a partir de ahora no trabajar va a ser lo normal. Cobrar el paro será excepcional también. Habrá que coger una bola de cristal, adivinar cuánto tiempo vas a estar en el paro + cuándo te van a echar del trabajo que estés haciendo ahora y en relación a eso, ahorrar un dinero todos los meses para sufragar los gastos de ese tiempo en blanco. A ver qué dejo de pagar. Que te acostumbras a comer tres veces al día y claro. Para haber ahora tanto abogado de las soluciones ‘técnicas’, se parecen mucho, muchísimo, a las monjas del colegio: “oye, que en África se están muriendo los negritos de hambre, así que no te quejes”. Ojalá salten todos la valla de Melilla y nos den un palazo en los morros. OJALÁ. No hay que informarse, ni mucho menos formarse, ojo, ya hemos llegado al estadio en el que hay directamente que ADIVINAR y hablar con la de la peluca blanca de Neutrex. Felicitémonos un poco: será la época del criterio propio -porque no se va a poder mentir más de lo que nos mienten, nos mentimos, ahora-, de las mujeres somos las de la intuición o algo. No sé, Mariano, yo que tú hacía las cosas bien y mandaba a sellar a la gente que trabaja, no a la gente que está en el paro. Empleo Guadiana. No, no voy a sellar más. Me come los huevos por debajo del culo. No voy a ir a África a ver pobres como hace la gente buena. Empiezo a pensar por vez primera ya en serio que experimentaré yo misma la pobreza con toda probabilidad, no estaré ‘cerca’, ni ‘me solidarizaré’. Estaré dentro, y a lo mejor tú que lees esto también. Y a lo mejor salimos en Callejeros. Y cambiarán los umbrales para que parezca que no, pero sí. Y los potitos de pollo a la jardinera están ricos. Son muy muy fin de mes.
Son las tres menos diez de la mañana, me pita y me duele el oído derecho como si todos los militantes del Partido Comunista Chino hubieran quedado para criticarme a la vez. No quiero beber nada. No quiero comerme nada. Qué jodido es que los cajoncitos que almacenaban la bisutería de la SuperPop ahora guarden otra clase de mierda. No, joder, no tiene ninguna importancia. Ya vale de buscar significado a todo, gilipollas. Es una debacle cuqui. Debacle no. Estado definitivo, hemos dicho. Alto el fuego permanente. Ojalá se apareciera aquí mi yo de trece años, el que usaba esa bisutería, pudiera postrarme, pedirle perdón por todo lo que no ha acabado siendo, no, mejor, por todo lo que SÍ ha acabado siendo y por todo lo que ha tirado, sobre todo por eso, por lo que ya no se puede arreglar; y ojalá que mi yo de trece años me empezara a pegar patadas en la boca del estómago con sus plataformas y me enderezara de una vez mientras trato de explicarle por qué no tengo nada que ofrecerle. Ojalá.
Es curioso: uno estaría tentado a pensar que cuando acontece una catástrofe privada, el mundo tendría que actuar conforme a ella, reaccionar de algún modo, admitir que está sucediendo. Y, así, empezar alguna interrupción de lo cotidiano: una huelga general, o un eclipse solar, o un chaparrón bestial. Pero nada. Mi mundo se precipita al vacío, y el mundo ajeno ni se inmuta. Ni pestañea.
Kiko Amat. Eres el mejor, Cienfuegos.
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Espero que con potitos de pollo a la jardinera te refieras a los de Carrefour Discount como mucho, ya vale de vivir por encima de nuestras posibilidades.