Que me meta en un partido

Aparcamos la operación hasta que se nos quiten las ganas de llorar cada vez que sacamos 20 euros del cajero

@mari_polin

Que me meta en un partido. Tócate los cojones. Y el caso es que no se debe de estar mal. Por lo que leo, debe de ser como vivir dentro de un culebrón venezolano de esos que pasan en las sobremesas de la 1. ¿Y qué más puedo querer yo? Lo mismo estás metido en una trama de financiación irregular que tienes que posicionarte dentro de una corriente –pero sin caer demasiado mal a la otra corriente, no sea que pase algo fuera de tu control y tengas que cambiar de corriente-. Ya que no ligo, podría ser otra manera de darle un poco de intensidad a mi vida.

Que me meta en un partido. Vive dios. Y el caso es que no se debe de estar mal. Siempre tienen algo. Toda persona que conozco que milita en un partido tiene trabajo o tiene estudios superiores, ya es curioso. Siempre tienen alguna charla para dar, algún viaje que hacer. Alguna internacional de no sé qué pollas a la que asistir. Con el partido me he visto yo media Europa, te dirán. Tenemos chorrocientos mil jóvenes sin la ESO terminada que se hacen los cubatas de Ron Almirante en casa porque ya no tienen ni un duro para volver de fiesta en el bus,  y tenemos seis millones de parados. Pero la mayoría de ‘Ellos’ trabaja o estudia. Y claro, pueden permitirse fuerte despreciarte por ni-ni. Muy representativos, sí. Lo que no me queda claro es si lo de los partidos va de que manden mis iguales o de que manden los mejores, eso nunca llegan a contestarlo, que creen que te puedes ofender. Y el caso es que lo que veo ahí dentro cree ser mejor –no lo admitirán, pero lo creen- y no, no es mucho mejor que los que nos quedamos fuera. Sólo sabe un poco mejor a dónde quiere ir. Poco más.

Que me meta en un partido. Agüita. Y el caso es que se les ve felices. Militar es una carrera de fondo. El político con plaza en la Administración que dice que no nos comprometemos con nada. Que no aceptamos las ‘formas tradicionales de hacer política’ ™ porque somos unos vagos y unos pajilleros. Militar –y obtener algún rédito personal por ello, algo muy lícito- exige echar muchas horas en una agrupación, exige cierta estabilidad vital y, no lo neguemos, exige también, para todas esas actividades que he explicado arriba, unos ingresos regulares. ¿Qué compromiso va a tomar un chaval que no sabe si en tres meses se va a ir a la calle? Qué coño tres meses, que no sabe si va a poder ir a trabajar mañana, que no sabe si va a tener que cambiar de ciudad, de país, el mes que viene. Si no se comprometen contigo, a ver quién puede exigir que te comprometas tú. Laboral y personalmente tienes inestabilidad, pero si quieres ver cambios significativos has de construir relaciones sólidas con gente de tu mismo lugar. Que tienes que ser Clark Kent y Superman, vienen a decirte, que te tienes que desdoblar. A lo mejor la ‘militancia tradicional’ tiene una pequeña movida aquí. “Es que si no lo haces tú lo harán otros”, amenazan entonces, si simplemente sugieres que a lo mejor hay alguna tecla que tocar. “¿Pero tú qué quieres, que lo hagamos todo por Tuenti?”. El partido hay que pagarlo, el partido es ya un objeto de lujo, mental y económicamente. El partido es ya de esas cosas que te tienes que poder permitir, y algunos no tenemos ya ni ánimo ni mucho menos dinero. Si quiero ver cambios significativos, que sea en mí, y que sea en el gimnasio. Lo siento.

Que me meta en un partido. Vaya por dios. Además, para qué. Me piden compromisos a largo plazo y a corto plazo no me dan ni las gracias. Desprecio absoluto si no vienes de familia de políticos, o con los contactos adecuados. Desprecio absoluto si no vienes del background laboral deseable. ¿Alguien imagina a un camarero entrando a una sede a afiliarse? ¿Alguien cree que los militantes de los partidos –ojo, no sólo la derecha- no echarán mano de su baja cualificación dentro del orden de prioridades meritocrático para tirársele encima? Cuando la Ley Corcuera todo era porque el tío era electricista. La variable clave para habérsele ocurrido una ley tan bochornosa era nada más y nada menos que su profesión. En fin, clasismo, clasismo y más clasismo. Y cinismo en grado sumo también.

Que me meta en un partido. Venga, no me jodas. Se creen mejores, pero todos sabemos que llegados a ciertos niveles esto va de intrigas palaciegas, de cuñados, de fiestas. De vez en cuando sí, de vez en cuando cae algo de legislación o alguna recalificación, pero mero procedimiento. El partido es un modus vivendi, que no os digan lo contrario. Que no os lo vendan como modo de construcción de una sociedad mejor, porque en cuanto alguien de fuera del partido dice que su actividad también tiene que ver con ‘cambiar el mundo’, se le ríen.  Que el quinceeme mal, que las cosas no se cambian de un día para otro. Oiga, pues no se cambiarán en política, pero en todo lo demás sí. Ropa de dos usos, rollos de una noche, contratos de un día… O conseguís que todo lo demás sea estable o tendréis que acostumbraros a durar tanto en vuestros liderazgos y a hacer leyes tan cambiantes como el peinado de Rihanna. ¿Y qué liderazgo puede ser llamado tal cuando no se prolonga por un tiempo razonable? ¿Y quién respeta una ley cambiante? Pues eso. Si ya lo decía mi padre, que para qué iba a enterarse de en qué curso estaba yo “si total, eso lo cambian todos los años”. Cambiar las cosas inmediatamente, que esto ya no vale, que esto ya no es suficiente, ‘adaptarte’ ™ es lo que nos han enseñado en lo laboral. ¿Por qué cojones no íbamos a querer ser resultadistas también en el terreno político? Es como nos habéis dicho que hay que vivir. Rápido, barato y sin compromiso de permanencia. Pedimos lo que nos piden, nada más. Razonable no sé si es. Comprensible, bastante.

Que me meta en un partido. Todo un honor. Pero creo que tiraré del partido para resolver mi situación personal cuando ya no me quede otra. Ése es, exactamente, el perfil de gente que estáis consiguiendo ahora. Y el cupo de gente interesada lo tengo ya cubierto en otros ámbitos. “Los mejores”. Enhorabuena.

One response to “Que me meta en un partido

  1. Wow, qué retrato del tema, el hiperealismo del Antonio López pero en texto.
    De todas formas hoy muchos de los que se meten ahí dejan la carrera sin acabar, como Carromero, aunque bien pensado él es que se dedica a otras carreras al volante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *