Privilegio
El pasado ha pasado y por él nada hay que hacer, el presente es un fracaso y el futuro no se ve. La mentira es la que manda, la que causa sensación, la verdad es aburrida, puta frustración.
Eskorbuto, Cerebros Destruidos
Queríais un trabajo que os permitiera viajar. Lloráis porque tenéis un trabajo que os obliga a hacerlo.
Llevaba ya tiempo queriendo hacer una réplica a este post, y en general, a tanto reportaje destroyer que se permite hablar en términos, económicos o éticos, de LA JUVENTUD. (Messi Dios nos libre de escribir el nombre de la generación más preparada de la historia en caja baja) . En mayo todos sabemos de Eurovisión. Ahora todos sabemos de LA JUVENTUD. Ignacio Escolar sabe de todo todos los días.
Lo que realmente molesta a una es toda esa caterva de mensajes contradictorios. Y no ya de nuestros mayores, que, personalmente me generan bastante más respeto. No. Me molesta cuando vienen de nosotros mismos. O sea, hay una especie de solidaridad intrageneracional porque MI AMIGO SE HA TENIDO QUE IR A LONDRES CON UNA MALETA DE CARTÓN Y UN SOBRE DE JAMÓN SERRANO. Pobrecito, que va a ganar dos mil libras esterlinas al mes pero tiene que aguantar que esté todo el día lloviendo. Hablando un poquito más en serio: sólo nos gustan las cosas cuando son optativas. Cuando las opciones se restringen, ‘la generación mejor preparada de la historia’ ™ se ahoga en un vaso de agua y denuncia su situación en reportajes de El País bajo el excitante cintillo de ‘Pre-parados’. WOW. Irte a Londres de puente, guay. Irte a Londres porque no queda más remedio, exilio. Claro.
Sin embargo, con el diferente se es absolutamente cruel. Con el diferente que posiblemente no pueda -¡o no quiera, por qué iba a querer irse todo el mundo!- irse. A esos científicos en bata exiliados a los que no les dejan salvar España les falta tiempo para poner etiquetas (bakalas, chonis, unineuronales…) a los que no son de su cuerda. Queridos: si salimos de ésta será por los que se queden, no por los que os vais. Así que la solidaridad intrageneracional se quiebra en cuanto hay una mínima –o no tan mínima, porque tiene que haber de todo- diferencia de cualificación. Por un papel que, queda demostrado, cada vez sirve para menos. Al final, en la vida suele servir lo que haces, no lo que dices que haces. Pero en general, habría que ver cuántos días ha cotizado el mazao del gimnasio o la cinturón marrón de karate -que, quién sabe, a lo mejor son constantes de un modo distinto al vuestro- y cuántos nuestro brillante… no sé… químico. El académico puro al que le echan del país parece no quererse dar cuenta de que ambas facetas son perfectamente compatibles. De repente tenemos una caterva de perfectos que nunca se han emborrachado. Acojonante. Mientras que los extranjeros vienen aquí para poder hacer eso.
¿Y qué demonios? Los-tontos-que-no-se-sacaron-el-graduado-y-dejaron-de-estudiar-para-meterse-en-la-obra-y-comprarse-un-buga-tó-wapo trabajaban ya con 17 años. Quiero decir: a ti te pagaron la universidad. Vale, puede que tú les estés pagando ahora el paro y el paro de otros universitarios que están en paro a la vez, pringao. Y eso si el que está en el paro no eres tú. Pero oye, quid pro quo y a cada cual según sus necesidades y de cada cual según su capacidad y todo eso, ¿no? Para ser tontos, es posible que hayan contribuido al país más de lo que tú lo vayas a hacer, porque te marchas.
Y me parece perfecto que lo hagas, porque esto de las soluciones colectivas es una mariconada. Es de un cinismo total sacar ahora comunicados de que ‘hay que salvar no sé qué porque somos necesarios’. No sé, apelar al colectivo cuando lo que se escogió en su día fue una salida individual –que es lo lógico, porque tú eliges tu profesión y digo yo que también tendrás que apechugar con las consecuencias cuando las cosas se pongan un poco putas- es un poquito insultante. No, tú lo que querías era trabajar de lo que te gustaba, no salvar el mundo.
A mí mi generación no me parece extraordinaria, más bien al revés. Y no porque tengamos veinteañeros metidos en Mujeres, Hombres y Viceversa (otra característica de nuestros queridos bocachanclas, tomarse MUY EN SERIO programas que son puro ocio, creerse que si no han renovado tu puta beca es ¡PORQUE HAY TRONISTAS! Por dios…) Ninguna generación como esta se ha arriesgado tan poco. Ninguna generación como esta llama ‘derechos’ a tener ‘seguridades’, ni se ha molestado nada y menos en montar cosas fuera de los cauces aburridos e institucionalizados. Ninguna generación como esta encuentra un mínimo obstáculo y se le viene el mundo encima en vez de ver la oportunidad para hacer cosas que siempre quiso hacer y no pudo. Yo no veo muchos jóvenes mendigando por la calle, y a lo mejor tienes que darle las gracias, otra vez, a tu madre. Somos el típico coñazo que se quejaría, en épocas de bonanza, de tener un trabajo rutinario de nueve a cinco, y que ahora que no lo tiene lo añora. En fin, mucho Ryanair y mucha hostia, pero todos españoles.
Tenemos menos épica que un Holanda-Uruguay. Aunque con esos mimbres se pueda llegar a la semifinal de un Mundial, es mejor no hacerlo así.
Hemos hecho buena a la generación que murió por el jaco y buena a la generación de la ruta del bakalao. Ambas tenían infinitamente menos opciones que nosotros, y sin embargo, a su manera, supieron construir su mundo. Sobre todo, veían la vida como una aventura, como la posibilidad de hacer algo distinto, de agudizar el ingenio, de ir tirando de un modo no demasiado planificado y totalmente entrañable. Montaron algo propio y no les importó si se podía o no. Por eso ellos hacían buena música y nosotros hacemos una mierda pinchada en un palo. Yo sólo oigo en los medios de comunicación a veinteañeros, viejos prematuros, supuestamente con más capacitación intelectual que aquéllos –porque emocional, tengo mis dudas-, poniendo el sistema que les permitió estudiar hasta casi la treintena a parir y creyéndose la rehostia porque van a una plaza con cuatro pancartas. No deberíamos pasar a la historia. No nos lo merecemos.
Os creísteis mejores que vuestros padres. Y claro… Las facilidades acaban explotando en la cara. Mucho más fondo va a haber que tocar para que de una vez valgamos la pena.
Llevo casi 15 años en Londres, y el mejor consejo que me dieron cuando llegué fue: “no te fíes de lo que te digan los españoles de aquí porque son todos unos pringados”. 15 años después, veo a la marabunta que llega ahora y me pienso si no lo serán todos. Porque los han educado así. No saben nada. Carreras, másters…. y se acomodan años en curros de £5/h y viven compartiendo habitación -con otro español-, pagando el triple del precio medio. Sólo se relacionan entre ellos, a lo mucho, con italianos. No hablan inglés. Los que lo hablan aceptablemente, tienen tal sentido del ridículo que no lo demuestran y claro, se quedan donde están. Son ratas, tacaños, hasta decir basta (grande el landlord del pub de mi barrio, poniendo en las pantallas del fútbol durante la última Eurocopa: “Se recuerda a nuestros estimados clientes españoles que al terminar una pinta, en este país se pide otra”). Roban en los súpers. Y lo peor de todo: son incapaces de darse cuenta de que están en otro país, donde las cosas funcionan de otra manera -mejor-, y así, su propia cerrazón mental es la causa de que no lleguen a nada. Eso sí, tienen tan interiorizado que la culpa es siempre de factores externos a ellos, que nunca sabrán por qué les ha ido mal. En fin, seguro que me paso con mi generalización, pero hoy, más que nunca, escucho españoles en un bar y me escapo a la otra esquina.
”Los-tontos-que-no-se-sacaron-el-graduado-y-dejaron-de-estudiar-para-meterse-en-la-obra-y-comprarse-un-buga-tó-wapo trabajaban ya con 17 años.”
La mitad en negro.
”Os creísteis mejores que vuestros padres. Y claro… Las facilidades acaban explotando en la cara. ”
Mis padres estudiaron por 10 pesetas. Facilidades?
Aunque escribes buenos artículos este no es uno de ellos, y mira que a mi esta generación me parece igual de mierda.
Sí, sí. Es horrible. He ajustado mi opinión. Bastante.